El velo de las mil y una noches

Desbloquear. Esa es la clave cuando se habla de danza del vientre. Un baile de mujeres y para mujeres. Aunque no hay que olvidar su alto contenido de sensualidad por la sinuosidad de los movimientos. Con este baile hay que proyectar todo lo que se tiene dentro, lo que normalmente no se hace con la cadera y el vientre. Esta danza también está ligada a la relajación y la alegria. La danza del vientre, además de ser una alternativa a los gimnasios tiene un gran valor terapeútico del que se pueden beneficiar sobre todo las mujeres embarazadas. Toda la musculatura pélvica se refuerza mucho y, a la hora de dar a luz, estos músculos son esenciales. Además, ayuda a sobrellevar las contracciones y a eviatar dolores de espalda. Ante todo, carece de contraindicaciones. La danza se ha transmitido en el mundo árabe de generación en generación de mujeres. Sin embargo, en la actualidad, entre los mejores bailarines también se encuentran algunos hombres. Este tipo de baile oriental es capaz de provocar sensaciones, misterio y exotismo a través de movimientos que desbloquean las articulaciones del cuerpo. Como el shimi, que es un movimiento rápido de la cadera o las ondulaciones que disocian el tronco de la cadera. Una de las relaciones más claras de este baile con la historia está en las odaliscas, bellas y formadas para danzar ante de los califas. Poco se necesita para bailar, aunque sí que es necesario tener constancia para llegar a ser una buena bailarina. Un pañuelo con monedas e intención. Sin embargo, aunque no se llegue a un alto nivel, el que la prueba asegura, que interiormente, resalta la belleza y la sensualidad. Últimamente este baile está en boga. Shakira, colombiana de origen libanés, lo puso de moda encima del escenario y en sus video clips. Muchas son las mujeres que ahora buscan en esta danza la alternativa a los bailes de salón. Ejercicio físico, relajación y aprendizaje de movimientos. Descubrir partes del cuerpo con un movimiento diferente al que estamos acostumbrados, como los brazos y la cadera. La diferencia, que un tango o un chachachá se pueden bailar en cualquier sala de fiestas y, al igual que en sus orígenes, las bailarinas de danza del vientre suelen reservarlo para su intimidad. Ahora en León enseña este baile en el Centro Dharma y en el Gimnasio Kyoto. Por 21 euros al mes se puede comenzar a indagar en este mundo de sensualidad y movimiento. Descubrir una música y aprender a mover cada parte del cuerpo cuando el ritmo lo solicita.