Diario de León

Los graduados se encargarán de hacer cumplir las leyes relativas a la protección del medio

Nace una nueva carrera: «forense ecológico»

El objetivo es formar policías del medio ambiente con formación multidisciplinar

Publicado por
M. Boyd y C. Chamorro - león
León

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Los estudios universitarios está sujetos a constantes cambios y evoluciones. Buena prueba de ello es la aparición de la carrera de forense ecológico, puesta en marcha por vez primera en el mundo por la universidad de Gales Bangor y que ha obtenido un gran éxito de demanda por parte de los estudiantes. Según Stephen Mudge, de la facultad de ciencias oceánicas de Bangor y uno de los principales expertos británicos en legislación ecológica, se trata de llevar a cabo una iniciativa anticipatoria para disponer de la policía necesaria para hacer cumplir las próximas leyes de protección del medio ambiente. La extracción de petróleo y gas, el comercio marítimo, la pesca y la acuicultura, la defensa estratégica, la utilización de recursos energéticos renovables y la eliminación de los residuos son actividades que influyen enormemente en el mar. Esa influencia, unida a otros temas ecológicos, presenta cada vez más oportunidades para que los graduados en ciencias del mar puedan trabajar a nivel local, por ejemplo en organismos de evaluación del impacto ambiental sobre el mar y las costas, como a nivel mundial, por ejemplo para evaluar las reservas pesqueras o establecer el papel del mar en el cambio climático. Se van a necesitar generalistas y especialistas, tanto en el sector público como en el privado, capaces de desarrollar estrategias racionales que aseguren que el mar sigue siendo un depósito de recursos para las futuras generaciones. Por consiguiente, la nueva carrera viene a cubrir una necesidad urgente y cada vez más acuciante de graduados generalistas que desempeñen el papel de detectives físicos, químicos o biológicos para investigar la causa o el origen de los cambios producidos en los ecosistemas. Pero el forense ecológico no sólo desarrollará su trabajo en el mar, sino que esos mismos estudios se pueden aplicar a ecosistemas terrestres. Protección y rehabilitación La principal necesidad se detecta en los campos de protección del medio ambiente y rehabilitación de espacios deteriorados, aunque otras industrias y organismos necesitan también personal que posea esas capacidades. La actual legislación europea de «quien contamina, paga», no deja de tener lagunas sobre todo en el sentido de que las multas por contaminación son a menudo mínimas. Ante esta situación, el docotor Mudge dice: «Todos los síntomas indican que la legislación europea tenderá a converger con la norteamericana. En Estados Unidos, el que contamina paga todos los costes de limpieza de esa contaminación. Allí son frecuentes demandas de miles de millones de dólares tras incidentes contaminantes. La legislación europea debe cambiar y para ello se requiere que haya personal con una experiencia fiable y contrastada para hacer un seguimiento del origen y causas de los incidentes de contaminación». El doctor Mudge dice también que el marco legal europeo se acercará cada vez con más probabilidad al principio de «quien contamina, descontamina» aplicado en Estados Unidos. En esta situación, es fundamental establecer la fuente de contaminación para saber quién es el responsable de la descontaminación. La necesidad de establecer esa causa ante cualquier forma de contaminación exige un número cada vez mayor de forenses ecológicos expertos que investiguen tales incidentes. El aspecto legal exige utilizar herramientas procedentes de distintos campos de la ciencia y la técnica en caso de incidente de contaminación. La capacidad de los nuevos forenses ecológicos será la misma tanto si se trata de un caso clásico de contaminación industrial y limpieza de terrenos contaminados como de conocer la causa del descenso del número de peces (que puede ser la sobrepesca o algún tipo de contaminación), los efectos sobre los cultivos de la introducción de un organismo biológico extraño o la localización de la posible fuente de contaminación de un río o estuario».

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