¿Qué podemos hacer para perder definitivamente los kilos ganados?

Después de las fiestas navideñas y los excesos gastronómicos que se remataron hace apenas unos días con el roscón de Reyes, llega la hora del arrepentimiento y de apretarse el cinturón para tratar de hacer desaparecer el aumento de peso. En muchas ocasiones, y tras dos semanas a un ritmo frenético de entremeses, fritos, mariscos, mayonesas, primeros y segundos platos, dulces, turrones, cavas, cafés, copas y hasta puros, hay que recomponer el cuerpo con dietas equilibradas, frutas y verduras, sin saltarse ninguna comida, ejercicio físico, buena dosis de paciencia y bajo el control de un nutricionista. Las comidas navideñas son una auténtica «bomba» para el cuerpo. Menos mal que es un periodo corto de tiempo porque, de mantener ese ritmo, los resultados serían catastróficos para el organismo. Sirva de ejemplo que 100 gramos de turrón, compuesto de frutos secos, miel y hasta chocolate, aportan 500 calorías, las equivalentes a un filete con pimientos y ensalada. En cuanto al marisco, aunque no engorda, eleva el colesterol. Media docena de langostinos suponen un aumento de la tasa equivalente a tres días de comidas «normales». Estos alimentos no tienen por qué provocar problemas en una persona sana si se ingieren con verduras o pescados a la plancha. Lo peor es cuando a ellos se une el abuso de grasas, el alcohol y el continuo picoteo. El incremento en la ingesta de grasas y calorías, comer a todas horas, los excesos de alcohol y la ausencia de ejercicio físico supone, además de malas digestiones y pesadez, un aumento de peso que, en líneas generales, no suele sobrepasar los cinco kilos. Pero no hay que alarmarse porque si se vuelve a una dieta sana y equilibrada, en pocos días recuperará su figura. El problema surge cuando existen malos hábitos alimenticios ya que se suelen agravar los problemas de obesidad, hipercolesterolemia o hipertensión. Perder esos kilos de más ¿Cómo podemos perder esos kilos de más? No se trata de dejar de comer, sino de seguir las recomendaciones formuladas por profesionales del tipo dieta mediterránea, sin saltarse las comidas y tomando raciones más pequeñas. Procure evitar los fritos y cocinar al vapor, al horno o a la plancha; retire la capa de grasa que queda cuando se enfrían los caldos, quite la piel de las aves, incluya dos o tres piezas de fruta y un plato de verdura al día y recuerde que se puede utilizar el agua de cocción como caldo para sopas. Acostúmbrese a tomar a media mañana o a media tarde una pieza fruta, un yogur desnatado o una infusión. Comerá y cenará de forma más moderada. Deseche la comida rápida y, si tiene poco tiempo para comer, prepárese un revuelto, una tortilla francesa, o un filete de pechuga de pollo a la plancha con ensalada o verduras, aliñado con un poco de aceite de oliva. Igualmente, evite la grasa visible de las carnes, los embutidos, los frutos secos y sustituya la leche entera por desnatada. En cuanto a la sal, aunque es necesaria para el organismo, no debe ser superior a 4 ó 5 gramos al día, incluyendo tanto la que se añade como la que contienen naturalmente los alimentos. Por eso, para mejorar el sabor de los platos, acostúmbrese a las especias naturales -orégano, pimienta, perejil-, al ajo o la cebolla picada. Tenga cuidado con los llamados alimentos «ligth». Muchos de ellos tienen más fibra pero las mismas calorías, y otros, aunque carecen de azúcar llevan otros edulcorantes -sorbitol, fructosa- con igual aporte calórico. Desconfíe de las dietas y los alimentos milagrosos y dedique media hora cada jornada a realizar ejercicio físico, para fortalecer el corazón, evitar enfermedades y mantenerse en forma. Por último, no se fíe de los productos y medicamentos milagrosos para perder peso. En la actualidad sólo hay dos fármacos aprobados para combatir la obesidad, Xenical y Reductil, cuya eficacia está avalada por estudios médicos.