Mandangas con videoconsola

HAY ASUNTOS que a los adultos ni nos entusiasman ni nos movilizan. Estamos ya lejos de la ingenuidad -¡bendita ella!- de que estuvimos adornados cuando teníamos menos años. El pecado mayor no es -que ya es pecado- la ausencia de apasionamiento, sino que intentemos arrastrar nuestros esquemas mentales y nuestras experiencias cordiales a otros contextos y a otras personas. Un ejemplo, que encaja exactamente con estos días, es el del mundo de la actividad misionera de la Iglesia. Los adultos cristianos tenemos muy claro que allá por octubre encontramos la oportunidad de sintonizar con esa preocupación y esa ocupación de la Iglesia: las misiones. Pero no se nos alcanza -salvo excepciones honrosas- que hay un sector de personajillos (importante sector, por cuanto son el futuro y el relevo inexcusable) que también tienen derecho y deber de contar en el calendario con unos días que les ayuden a caer en la cuenta de que ellos también son misioneros, de que a ellos también les toca asumir su parte en la tarea de anunciar, a quien se ponga por delante -en especial a quien aún no conoce nada de Cristo-, que no hay otra forma de dar sentido pleno a la vida y a la muerte que la de acoger a Jesús de Nazaret como Señor y Salvador. Mañana es el día vértice en el que se concentra un tiempo de toma de conciencia de lo dicho, el Día de la Infancia Misionera. Este año cuenta con un lema que no hace más que reducir a fórmula lacónica todo lo dicho: «Tú también eres misionero». Tras la afirmación tajante debe estar una viva conciencia de que lo afirmado se ha de hacer realidad. De muchos modos. Uno de ellos es el de la aportación económica. No parece que vayamos a más, aunque estemos en una etapa de bienestar social y pecuniario. León en el año pasado aportó 17.156,37 euros (no llegó a tres millones de pesetas). Astorga fue más generosa: 23.183,22 euros (un millón de pesetas más que León). Estoy seguro de que los padres de nuestros chavales, sus familias, sus educadores y sus párrocos podríamos esmerarnos más por esta causa de hacer a los pequeños de nuestra geografía protagonistas de la acción misionera de la Iglesia, en la que éstos tienen una parte que nadie debe arrebatarles y que los adultos sí estamos obligados a recordar y a apoyar. Hay muchas buenas causas. Ésta es una de ellas: abrir a las generaciones jóvenes a una visión universalista y creyente. Universalista, porque mira al mundo entero. Y creyente, porque se trata de contribuir a que se anuncie el Evangelio. Lo otro son mandingas, con videoconsola incluida. También mañana mismo, pura coincidencia, se cierra el plazo de ocho días que nos hemos impuesto para rezar a favor de que todos los que nos llamamos cristianos y que estamos divididos por azares de la historia cultural, de las discusiones teológicas o de los caprichos personales, terminemos, de una vez por todas -que no será fácil-, dialogando, entendiéndonos, abrazándonos y reuniéndonos. De ello ya les hablamos el sábado pasado. Ahora nos queda la última oportunidad con este recordatorio. Todavía estamos a tiempo de echar para arriba una plegaria humilde y confiada. A ver si Dios hace el milagro de abrirnos las puertas de la casa de la unidad. Que traspasarlas y aderezar las dependencias podría y debería ser cosa nuestra. Y algo más: si la maravilla no se cumple en estos días, no dejen de lanzar a lo alto dardos que sean rezos. Si Zamora no se hizo en una hora, cuánto menos será posible rehacer la unidad en veinticuatro. Será cuestión de seguir insistiendo. Hoy, mañana¿ y siempre. El próximo miércoles, día 28, es la fiesta de Santo Tomás de Aquino. Hasta hace poco se festejaba en las enseñanzas medias y superiores. Hoy ha sido sustituido por un inocuo Día del Enseñante, que se ubica según conveniencias de calendario. Un signo más de secularización de la cultura. Quedan los seminarios y sus entornos eclesiales como depositarios de la tradición. Ellos se vestirán de solemnidad. En León todo comenzará con misa a las siete de la tarde y conferencia sobre el Cardenal Lorenzana, ya que estamos en el II centenario de su muerte. En Astorga la misa será a las once y el acto académico será un homenaje al profesor Urbano de las Heras, que se jubila. Según se mire.