Y Fresita, ministra

EN ESA LÍNEA, diga usted que sí. La educación y la sanidad tienen que dejar de ser gratuítas. El transporte también (¿era gratis?). Que se mantenga la gratuidad sólo para los más necesitados y que se les retire a todos los demás. Lo ha dicho sin que se le caiga la cara de vergüenza ni se la crucen (y parece pedirlo) un tal Manuel Azpilicueta, presidente del Círculo de Empresarios de Madrid. Y pide más, pues parecióle poco esta batería de andanadas a la línea de flotación del bienestar común: reducción de contribuciones a la Seguridad Social fomentando los planes de capitalización; liberalización del suelo y sustitución de la vivienda protegida por un parque de pisos de alquiler con gestión privada; eliminación de las subvenciones a la minería; rebaja de las indemnizaciones por despido... y, remachando la machada, privatización de la sanidad, la educación y el transporte público urbano. Este círculo empresarial ya lanzó en el 2000 otro plan: que las trabajadoras se paguen sus bajas por maternidad en forma de un seguro que irán pagando en su edad fértil. Si le dejan hablar un poco más a este paisano, resucita las galeras como penalización laboral, sustituye a los enlaces sindicales por frailes confesores de penitencia y guantazo y con dos cajas de tiritas resuelve la salud nacional. Lo curioso es que a todo este desbarre añadió que ha caído bien entre los empresarios el hecho de que se haya elegido a Mariano Rajoy como candidato a la presidencia «pues va en esa línea». ¡Dios nos coja confesados, sin anginas y con el culo prieto, recio y marcial!, pues hete aquí que el susodicho pretende que todo lo que se ahorre en este flagrante expolio de unos derechos sociales irrenunciables se gaste en defensa, justicia y seguridad, esto es, en tanques, cañones, jueces, estrados, polis y seguratas. Valiente animal. Se ve que algunos empresarios, después de forrar los riñones con sebo de dólar, aún piden más, entrándoles tal miedo de que les toquen lo acaparado, que piden guardia pretoriana para sus verjas y campeos, incentivos para la industria de armamento y ambulatorios judiciales para que enchironen en el acto a todo el que se salga de la fila o tenga cara de Alí Babá (si no llevara corbata). Después le venderán Televisión Española a Berlusconi y sustituirán El Quijote por el Cuento de la Pera de Murcia. Y Fresita, de ministra.