Sales, sobre todo periodista

En 1597, el impresor de Florencia Gighi obtiene permiso del Gran Duque de Toscana para editar una gran gaceta semanal, siendo en realidad considerado como primer periodista del mundo el francés T. Renaudot, quien obtiene en 1631 la primera concesión real para publicar en exclusiva La Gacette de France , con cuatro páginas que pronto pasan a ocho, considerado como tal por atenerse a los cánones de un periodismo moderno destinado a informar y crear opinión. Francisco de Sales, aunque nace en 1567 y se mueve en territorio de la Alta Saboya, hoy francés o suizo, y por Padua, Piamonte o Roma, no alcanzó los días de tal publicación, puesto que muere en Lyon el 27 de diciembre de 1622; si bien tuvo oportunidad de conocer, por razón de sus tres notables estancias en París, las gacetillas manuscritas o impresas que ya pululaban aquellos días. A su regreso a la casa paterna ya se considera «un hombre hecho y derecho» y desbarata los planes de un «matrimonio de cocina», que le había preparado su padre porque ha determinado, como él le dijo a su primogénito, «cambiar la toga por el bonete». Sales pronto lo consideró como un secuestro de por vida y condena a la inactividad. Enterado de los apuros porque estaba pasando su obispo para encontrar un párroco para la región de Calais, uno de los feudos más violentos de los calvinistas, donde sus moradores eran considerados como «gente que sólo entiende el lenguaje que sale de la boca de los cañones», volviendo de nuevo a la carga su padre para impedir al obispo que rubricase ese nombramiento, quien entró airado en el Palacio Episcopal gritando: «Os he entregado a mi hijo para que hagáis de él un confesor y no un mártir». El chasco que se llevaron Sales y su primo sacerdote, que le acompañaba, fue morrocotudo, puesto que las gentes boicotearon las prédicas del papista en todos los púlpitos de la región y hubo de cambiar a la táctica de misionar boca a boca, ganándose pronto un puñado de voluntarios y voluntarias que le ayudaban a copiar sus octavillas que él escribía en un lenguaje llano, sencillo, directo, ameno y ágil, que repartían aprovechando las tinieblas y silencio de la noche. Inclusive no dudó en realizar una visita secreta a Ginebra para entrevistarse con el sucesor de Calvino, que aunque le recibió cortesmente y dialogó con él, hizo oídos sordos, impidiéndose nuevas matanzas y ejecuciones como la de nuestro paisano el médico Servet. De los sucedidos y leyendas que le contaban los pastores, con quienes compartía, pan, queso y colchón en el santo suelo, se inspiraba para ensayar otros géneros literarios como el de más de dos mil cartas a colectivos y particulares y sobre todo, adelantándose también a los reporteros, actualizando sus hazañas y adaptándolas a las circunstancias, como hizo con el sucedido del pastor que se despeñó al tratar de salvar su vaca, como le pudo ocurrir al pastor de la oveja perdida del evangelio, intentando Jesús con su mensaje orientar y abrir nuevos caminos en nuestro mundo, y a lo que sigue contribuyendo De Sales con su título de precursor y patrono de los periodistas.