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El Papa critica la violencia contra los niños

Publicado por
i.d. | roma
León

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El Papa denunció ayer la violencia de los adultos contra los niños, como los abusos sexuales, el que sean obligados a trabajar y a prostituirse y «la tragedia» del sida, y afirmó que la humanidad no puede «cerrar los ojos ante un drama tan alarmante». Juan Pablo II hizo estas manifestaciones en su mensaje para la Cuaresma 2004, presentado ayer en el Vaticano por el arzobispo Paul Josef Corde, presidente del Consejo Pontificio «Cor Unum», quien recordó que 2,5 millones de niños en el mundo sufren de sida y que esos pequeños «que llevan ya en sí la semilla de la muerte mueren porque no tienen medicinas». Ante esa tragedia, Cordes exigió que bajen los precios de los medicamentos contra el sida, animando a la opinión pública a que haga presión ante las multinacionales farmacéuticas. «Es necesario hacer una presión pública para convencer a las casas farmacéuticas de que bajen los precios para curar a las víctimas del sida», afirmó Cordes, que precisó que los niños «no merecen sufrir». Cordes recordó que desde hace años la Iglesia Católica se bate por la bajada de los precios de los medicamentos -lo hizo en la última reunión de la Organización Mundial del Comercio, en Doha, Qatar y repetidamente en la ONU- y por la libre utilización de las patentes para producir esas medicinas, que actualmente está en manos de las grandes casas farmacéuticas. El mensaje papal tiene como lema «El que acoge a un niño en mi nombre, a mi me recibe» y con el mismo Juan Pablo II invita a los creyentes a reflexionar son la condición de los niños, «que son el futuro de la humanidad», en el ambiente familiar y social. El obispo de Roma dijo que son muchos los padres que «no dudan» en tener una familia numerosa y que sacrifican el éxito profesional y la carrera para poder transmitir a sus hijos los valores humanos y religiosos que dan el verdadero sentido a la existencia. En ese grupo incluyó también a quienes se hacen cargo de la formación de la infancia en dificultad y alivian los sufrimientos de los niños y de sus familiares causados por las guerras, la violencia, la falta de alimentos y agua, la emigración forzada y «las tantas injusticias existentes en el mundo». Juan Pablo II añadió que junto a tanta generosidad se dan casos de «egoísmo», de quienes no acogen a los niños, y que hay que denunciarlo. «Hay menores profundamente heridos por la violencia de los adultos: abusos sexuales, instigación a la prostitución, al tráfico y uso de drogas, niños obligados a trabajar, enrolados para combatir, inocentes marcados para siempre por la disgregación familiar y niños víctimas del infame tráfico de órganos y personas», denunció el Papa. Juan Pablo II no pudo callar y subrayó en su mensaje: «La humanidad no puede cerrar los ojos ante un drama tan alarmante».

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