«¿Por qué el Vaticano no aprueba el uso del preservativo?»

El llamamiento de los dos religiosos se encontró inevitablemente, en el turno de preguntas, con la acusación que se suele dirigir a la Iglesia en este debate: ¿si es tan crucial la lucha contra el sida, por qué el Vaticano no apoya el uso del preservativo? El presidente del consejo pontificio guardó silencio, y la respuesta corrió a cargo del misionero Angelo D'Agostino. Según su explicación, la difusión del sida en África es consecuencia de una mentalidad poligámica y por tanto el condón «no sirve». Además de su exigencia a los laboratorios médicos, la propuesta del Vaticano es la venta de un sello, a partir de mayo, cuya recaudación se destinará a los niños enfermos de sida. La Iglesia espera obtener al menos 500.000 euros. También se emprenderá una recogida de fondos que financiará la construcción de un centro de acogida para huérfanos en Nairobi. En opinión de monseñor Cordes, estas iniciativas «son una señal de que, más allá de las palabras, trabajamos con eficacia». Varias asociaciones humanitarias y ONGs, como Médicos sin Fronteras, alabaron ayer en Italia el pronunciamiento del Vaticano, mientras las grandes firmas del sector farmacéutico aún no habían reaccionado a las críticas a última hora de ayer. Indignación farmacéutica En España, la Asociación Nacional Empresarial de la Industria Farmacéutica respondió con indignación contenida. «No es realista proponer soluciones simples a un problema tan complejo, el mundo es complicado y las soluciones son complicadas», dijo la patronal tras rechazar de plano la acusación de genocidio por parte del Vaticano.. «Bajar el precio de los antirretrovirales en África no es fácil -argumentó un portavoz-, como no lo es que las compañías alimentarias bajen el precio de sus productos en este continente».