En la inconfundible fuente de los Cabaliños, inmortalizada por Lorca como «la del sueño» repiquetean las gotas de lluvia. «El milagro de la lluvia que lo unifica todo» como dijera Torrente Ballester.
«...entonces recibirla como un regalo de las hadas, si cree en ellas; y si no cree, como regalo de aquel Espíritu a quien se agarra su alma para no volverse loca».
«...Solo en el caso de que tampoco crea en el Espíritu, debe acudir a la Ciencia: pero entonces jamás entenderá a Compostela».
«No lo olvidéis; sólo quienes conserven el poder de asombrarse, entren en la ciudad».
«Queda, sí, el camino de la erudición: poner a cada piedra una etiqueta, con un nombre y una fecha».
«Y señalar con precisión los estilos. Y dejar que el espíritu se mezca en la contemplación de la arquitectura».
«Y el otro camino, más lúcido, de las hermosas hipótesis y las hermosas teorías: de la sugestión y muy poéticas falsificaciones históricas».