Cerrar
Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

En:

A pesar del incremento en la frecuencia de incendios predominan las especies con adaptaciones a regenerarse rápidamente y su recuperación suele producirse por autosucesión, es decir, las que aparecen después del fuego son las mismas que ocupaban previamente la zona. Se distinguen varias fases, de diferente duración según la intensidad y tipo de vegetación implicada. En la primera predomina el suelo descubierto, aunque a los pocos días del incendio se inicia el rebrote de especies propias del ecosistema, en general leñosas, pero también herbáceas perennes, cuyos órganos subterráneos sobreviven al fuego. Después se produce la proliferación de herbáceas anuales, cuyas semillas estaban ya en la zona pero tuvieron que esperar las primeras lluvias y temperaturas favorables para germinar. Suelen ser abundantes entre 1 y 3 años, siendo después desplazadas conforme las especies leñosas recuperan su dominancia. Por último, tiene lugar la recuperación de la estructura similar a la existente antes del incendio, aunque siempre con alguna pérdida de madurez en mayor o menor grado. La capacidad de rebrotar a partir de órganos subterráneos que sobreviven al fuego es común a muchas especies arbóreas, arbustivas, escobas y piornos. También es frecuente en herbáceas con bulbos, rizomas o tallos subterráneos capaces de sobrevivir debido a la mala difusión del calor en el suelo -muchas gramíneas o liliáceas-. Asimismo, la abundancia de helecho común tras el incendio suele deberse a la regeneración a partir de rizomas subterráneos. Todas estas especies tienen ventaja en la recolonización de las zonas quemadas porque sólo regeneran sus partes aéreas. Por el contrario, las que se reproducen por semillas aparecen más tarde, ya que germinan después de las primeras lluvias. El éxito, y por tanto la persistencia en una zona de especies con uno u otro tipo de estrategias, depende en gran medida de la frecuencia de fuegos.

Cargando contenidos...