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| Visto y oído |

Día de panecillos y homenajes

Emilio Flórez y Araceli Viejo recibieron un homenaje de sus gentes

Publicado por
José María Campos - leon@diariodeleon.com
León

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La junta vecinal de La Mata de la Riba decidió celebrar ayer la festividad de San Blas para permitir la presencia de quienes siendo de este pueblo pudiesen asistir a esta festividad que ahora se pretende recuperar de nuevo. Además el día sirvió para homenajear a las dos personas más ancianas del pueblo: Emilio Flórez y Araceli Viejo. Vuelve la tradición Desde la llegada a la presidencia de la junta vecinal de José Luis González Robles se ha estado haciendo un gran esfuerzo para volver a recuperar las tradiciones perdidas, lo que está permitiendo el regreso habitual de muchos de los descendientes a su pueblo de La Mata de la Riba. Dentro de esa recuperación se encuentra la festividad de San Blas que ayer reunión a algo más de un centenar de personas. El día se inició con una pequeña procesión con el santo para continuar con la misa. A la salida se hicieron entrega de un centenar de panecillos bendecidos a todos lo asistentes. También se recuperó la tradición de la parva que consiste en tomar un chupito de orujo y galletas de coco, según nos apunta José Luis González. Los actos de San Blas continuaron en el teleclub de pueblo donde se dieron cita todos los vecinos que en su mayoría aún portaban el panecillo bendecido. Allí se había preparado una mesa sobre la cual había dos placas que iban a ser entregadas a los más ancianos del pueblo. Emilio Flórez, de 94 años, quien se dedicó al trabajo del campo y la ganadería. Cuenta que, poco después de llegar de cumplir el servicio militar, es reclamado a filas tras iniciarse la guerra civil. Recorre así todo el norte de España desde Lérida a Pontevedra, pasando por Zaragoza, Navarra, Bilbao o León. A partir de entonces se queda en el pueblo y se casa en 1963 con María. Araceli Viejo, de 87 años, quien en sus años mozos muchos jovenes la pretendieronse casó finalmente con Ángel Manuel, un zamorano al que se le conocía como «Rando» . Recuerda los años difíciles de la guerra, las postguerra y la época del hambre. Por la tarde noche unos noventa vecinos se dieron cita en el restaurante Manín de Boñar para concluir el día con una cena de hermandad. José Luis González está dando otro sentido a la vida de su pueblo que en apenas un año ha pasado de una indiferencia por las cosas a sentir y recuperar lo que siempre ha marcado la historia de este pequea localidad leonesa: su tradición. La junta vecinal está haciendo una apuesta para que el pueblo acoga una escuela de parapente dado que tiene un paraje en el que cada año se dan cita cientos de amantes de este deporte.