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ESTE MAL que no mejora... no es de ahora... y empeora. Los refranes sólo suben a la boca si se mamaron antes de crío. Este de los males crónicos y viejos lo escucho de mi madre desde siempre. Reconozco endeblez intelectual; me dejo influir por algunos; en una sola frase está condensado el escarmiento de treinta o sesenta generaciones. Como los refranes solían venir con coscorrón o disgusto, hacíamos todo lo posible por rebelarnos contra ellos. Además, tampoco era difícil encontrar oros refranes que sentenciaban justamente lo contrario. Esto es lo bueno del refranero y del saber humano, hay dónde escoger, sobran teorías bien fundadas para lo blanco y para lo negro; aunque el refrán, como todo lo que tiene dogma en la recámara, también propende a equivocarse de plano, en cuyo caso, se abolla la fe y crece el número de escépticos como ante la falsedad, los telediarios y las trece ediciones divergentes de la Biblia. El refrán lo bueno que tiene es la ausencia de paja (paja, por ejemplo, es esto que meto en estas líneas, cuando al refrán le bastó con la primera). Y ya sin paja, lo único que coge el refrán es polvo, polvo a espuertas, pues de aquellos que se usaban en el Siglo de Oro no quedan vivos ni el diez por ciento, y con muletas los más. Polvo; y en polvo se están quedando muchos polvos y dogmas... religiosos, civiles, militares o hippies. Me llama el archiveravsky Pedro y me dice que lea una entrevista a Giuliano Amato. ¿De qué me suena este Amato? Para darme una colleja: fue presidente italiano, le llaman el dottore sutile, fino ingenio, estudioso tipo y profesor, honesto de mente. Le preguntaron por Berlusconi y vino a decir que hoy los tres poderes sobre los que se asienta el estado moderno ya no son el legislativo, el ejecutivo y el judicial, sino el poder mediático (control de tele y medios), el financiero (la pasta manda) y el ejecutivo (que trabaja a las órdenes de esos dos pájaros). El poder está en la información espectáculo, en el cohecho o la prevaricación que se arrima al amigo y en el dinero, la tela que todo lo cubre, poderoso caballero, dinero puto, el puto rey. Quien controle el espectáculo informativo controlará la masa, propenderá después al poder absoluto y finalmente se hará dueño hasta de los refranes, que entonces ya no servirán ni para hacer un artículo.