El Obispado cesa al cura condenado por abusos tras el aluvión de críticas

El obispo de Córdoba, Juan José Asenjo, relevó ayer al párroco de El Salvador de Peñarroya-Pueblonuevo, José Domingo R G, que ha sido condenado a once años de cárcel por abusar sexualmente de seis menores del municipio. En su lugar ha nombrado a Francisco Baena Calvo. Esta decisión se produce después de un rosario de críticas por el apoyo inicial del obispado al sacerdote, que a su vez había asegurado que no había hecho nada incompatible con su cargo. Asenjo manifestó el martes su respaldo a José Domingo R.G porque, pese a la condena por haber abusado sexualmente de seis menores del municipio de Peñarroya de cuya parroquia es titular, le había asegurado que no había hecho nada incompatible con su sacerdocio. Sin embargo, después de un aluvión de críticas, el obispo le ha relevado del cargo aunque mantiene su condición sacerdotal. Además de momento sigue siendo párroco de la Diócesis de Córdoba, aunque sin estar adscrito por el momento a ninguna parroquia concreta. La sección Primera de la Audiencia Provincial de Córdoba ratificó el pasado lunes la sentencia del juzgado Penal número uno de Córdoba de condenar a José Domingo R.G., párroco de Peñarroya (Córdoba), a once años de prisión por abusos sexuales a seis menores. Hipocresía moral El abogado de la acusación particular, Luis Serrano, ya explicó que la Audiencia desestimó el recurso de apelación interpuesto por la defensa del párroco, ratificando la condena de once años de prisión, así como de no acercarse a las niñas durante tres años después de cumplida la condena, «lo que supondría que no podría volver a Peñarroya durante 14 años». Tras conocerse el relevo del párroco, el consejero de Asuntos Sociales de la Junta, Isaías Pérez Saldaña, manifestó su satisfacción por la decisión, ya que era la única forma de dejar al margen de la responsabilidad de la Iglesia las actitudes de pederastia. Sin embargo, al secretaria federal de Igualdad del PSOE, Micaela Navarro, cree que el obispo ha demostrado «hipócresía moral» porque lo primero que hizo fue apoyar al sacerdote en lugar de condenar sus actos inmediatamente. «No puede ser que la Iglesia denuncie que la sociedad está desestructurada y que la culpa la tenga el divorcio y las mujeres y que al mismo tiempo tengan casos de abusos en su casa y no los condenen inmediatamente», denunció.