Científico y codescubridor del virus del sida
«Tras Holanda, España es el país que más está haciendo contra el sida»
El científico Robert Gallo, que saltó a la fama como codescubridor del virus VIH junto a Montaigner, se emociona aún hoy explicando todo lo que ha descubierto sobre el sida
Subido al estrado para dar una conferencia, o una rueda de prensa, el científico estadounidense Robert Gallo se ha ganado la fama de persona complicada, un científico con todas las de la ley, con mucha personalidad, crítico, tajante e incluso seco en sus afirmaciones. Cuando baja, habla relajado y aún hoy, a sus 67 años, con más de treinta como investigador, se emociona explicando todo lo que ha descubierto sobre la vida de los virus. Su experiencia, la de alguien que saltó a la fama como codescubridor del virus VIH junto al francés Luc Montaigner rodeado de polémica, le permite seguir siendo también en privado muy crítico con las políticas de acceso a los medicamentos, con los Gobiernos, la OMS y con algunas investigaciones que considera «muy estúpidas». Esta semana ha expuesto en el décimo Simposio sobre el Sida que se ha celebrado en Sitges su visión sobre la evolución de la enfermedad. -Usted que ha conocido toda la historia del sida desde los inicios, ¿en qué situación estamos ahora? ¿Estamos preparados para vencerlo? -Hoy sabemos sobre el sida y el VIH más que de ninguna otra infección. ¡En sólo veinte años! El camino para luchar contra él está marcado, porque conocemos todos los mecanismos de cómo atacarlo, conocemos todas las dianas. Pero el sida no va a desaparecer. Está aquí para quedarse. No es como el SARS, la neumonía atípica asiática, que apareció y quedará como un recuerdo en pocos años y mira que se ha escrito sobre el SARS... Ni siquiera es como la gripe que se va y vuelve. El sida se quedará como una amenaza global, pero ahora sabemos como funciona para poder controlarlo. -Pero nos queda la esperanza de las vacunas para evitar el contagio. -Sinceramente no quiero afirmar que podamos encontrarlas.Ojalá, pero no sabemos aún si daremos con ellas. Incluso si las encontráramos no servirían para evitar todos los contagios. Las vacunas terapéuticas para algunas personas podemos tenerlas en un tiempo prudencial, moderado, pero no las preventivas. Ahora sabemos que hay personas que por un defecto de nacimiento, vamos a llamarlo así, son inmunes al virus del sida. Por ahí es por donde yo creo que hay que investigar. Hay científicos que no confían en esa vía pero creo que el tiempo y los avances les hará convencerse. Espero, por el bien de todos. -Cuando empezó a investigar sobre sida, ¿esperaba que la situación fuera a ser tan grave? -Cuando empecé a enfrentarme al sida, igual que mis colegas, no pensaba que iba a evolucionar así ni de ninguna otra manera, sólo afrontaba lo que teníamos delante, que ya era bastante. Pero en marzo de 1984, cuando desarrollamos el test sanguíneo para detectar la infección, yo ya tenía claro que iba a ser una epidemia global y una lucha larga. El contagio se expandía rapidísimo. Lo que sí me sorprendió es que no encontráramos una vacuna. Yo confiaba en dar con una a corto plazo, lo que se ha visto imposible, de momento. No podía imaginar que fuera a ser más efectivo un tratamiento terapéutico, porque hasta entonces no se había podido tratar una infección vírica con fármacos. Ahora tenemos grandes avances farmacológicos, para quien se los pueda pagar, claro. De todos modos no se ha valorado en lo que se merece un hallazgo, el test sanguíneo, la prueba de la presencia del virus en la sangre, antes de que se desarrolle sida. Sin él sólo podríamos haber detectado casos cuando la persona ya está enferma, cuando ya está muriendo. No podemos decir que si no existiera hubiera sido una catástrofe porque no ha sucedido, pero sí que la amenaza habría sido aún mayor y que habría puesto en peligro la raza humana. Y no exagero. -Desde fuera, da la impresión que hay muchas vías de investigación abiertas y que en ocasiones quizás podría avanzarse más aunando esfuerzos. ¿Cómo lo ve usted, desde dentro, como investigador? -Creo que se han hecho pruebas y ensayos clínicos muy estúpidos, que desde el principio se sabía que iban a fracasar pero se ha seguido con ellos. Y no hablo de los inicios de la epidemia, me refiero a investigaciones recientes. Como la vacuna que promovía Sparza, que no quiero centrar en él la polémica porque es en algún modo amigo mío, pero se financió con fondos de la OMS y desde los primeros momentos los resultados fueron negativos, pero siguió. Se escudan en que «algo aprenderemos». Pero contra el sida no podemos trabajar así. Hay muchos intereses por medio, pero de eso no quiero hablar, yo soy un científico. -Esta misma semana ha firmado un acuerdo de cooperación en nombre del Instituto de Virología Humana de Maryland, que usted dirige, y el Ministerio de Sanidad español para cooperar en la investigación del sida. ¿Qué nivel de investigación tiene España? ¿Cómo puede beneficiarse y entidad de la experiencia española? -España está a la cabeza de Europa en investigación contra el sida en Europa. Yo diría que después de Holanda es el país que mejor está haciendo investigación, tanto en biología molecular como en prevención.