El drama de Caja España

DIGA LO que diga el boletín oficial de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de León (ahora Caja España), aquí o sea en la Institución de Ahorro por antonomasia, pasa algo. Y algo lo suficientemente gordo como para alarmar a la parroquia, o sea a los imponentes. El Consejo Superior, reunido con carácter de urgencia, ha tomado el acuerdo, parece ser que por unanimidad de todos, de relevar de su cargo de presidente de la entidad a Don Manuel Nieto Nafría, sin que el común de vecinos ni de ahorradores sepan con exactitud cuáles fueran las razones que provocaron tan señalado evento. Porque Don Manuel Nieto venía sirviendo a la Caja durante años con absoluta lealtad y eficacia, según los unos y por lo que se intenta descubrir ahora, con menos eficacia que lo que se le exige al cargo y la entidad requiere. La Caja de Ahorros y Monte de Piedad de León (ahora Caja España con bisonte incorporado), está pasando por situaciones que diríamos límite si no fuera que para llegar al límite de resistencias de una entidad bancaria o de ahorro popular se requieren muchos blasones. El señor alcalde del Ilustre Ayuntamiento de la misma capital donde la Caja tiene sus reales asentadas, es, además de supremo mandatario de la Casa de la Moneda de Ordoño, Consejero de Caja España y por tanto cabe asegurar que al modo del fraile del refranero, lo que pasa en la cocina bien lo sabe. Y declara, urbi et orbi que lo que sucede en Caja España no es para solicitar la intervención del servicio de bomberos, pues cambios de servidumbres se producen en otras entidades financieras sin que suponga ningún problema. Pero cualquier cambio en Caja España siempre parece que supone un drama. Y usía perdone, señor consejero, pero es que, dada la vinculación de Caja España con la sociedad leonesa todo lo que le sucede es un drama. Y como esta situación de inestabilidad, de duda y de movilidad se está produciendo en la Caja de Ahorros de nuestras economías, cabe pensar y temer que algo pasa. Esta situación data de lo que pudiéramos llamar Era del Cambio, o sea cuando la Caja abandona su organización de Patronato por el de Representatividad y los distintos miembros de diversos partidos, juntamente con la Junta de Castilla y león, comenzaron a hacer pruebas. Como se sabe, en materia económica, las pruebas se hacen con gaseosa, porque cuando se llevan a cabo con los dineros del común, inevitablemente se suscitan recelos, rivalidades y peleas. No por el poder, sino por el dinero. La lucha o si se quiere, para no exagerar, la refriega constante a la que asistimos desde hace unos cuantos años, se produce cuando colocarse como «algo» en el núcleo rector de la entidad supone una dieta muy sustanciosa. Cuando la Caja de Ahorros y Monte de Piedad era regida por un Patronato compuesto de hombres buenos y honestos (no queremos decir que los actuales consejeros no lo sean), los dineros tenían carácter sagrado. Se suceden movimientos que nadie sabe quién promueve y hostiga; se relevan funcionarios de muchos grados y de blindajes inverosímiles y se promueven conjunciones copulativas para desbancar presidentes. Y esto, señor consejero, será todo lo normal que se quiera entre financieros de pelotazo y tente tieso, pero en entidades del talante y de los orígenes de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de León (ahora Caja España) si esto fenómenos se producen, lo consideran un drama.