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La iniciativa pretende que España «no pierda el tren» con respecto a Europa en investigación

Los científicos piden un pacto de Estado para impulsar la ciencia

Entre la élite científica redactora del llamamiento se encuentra el leonés Carlos Martínez

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Arantza Prádanos - madrid
León

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Buena parte de la élite científica del país dio de nuevo la voz de alarma sobre el calamitoso estado de la ciencia y la investigación en España. La falta de presupuestos y la ausencia de apoyo político, institucional y social están a punto de comprometer el desarrollo y el bienestar alcanzados en el último cuarto de siglo, advierten nombres ilustres como Margarita Salas, Ginés Morata o Mariano Barbacid, entre otros. Para conjurar este riesgo, reclaman unos pactos de Estado similares a los de la Moncloa, que en 1977 cimentaron el posterior despegue económico español. El principio del llamamiento De la mano de disciplinas punteras como la ingeniería genética, la biología molecular, la física o las telecomunicaciones, «el mundo que hoy conocemos ha pisado el acelerador rumbo a futuro». Así arranca el llamamiento a un Pacto de Estado por la Ciencia que firman once de los mejores investigadores españoles, agrupados en la Sociedad Española de Bioquímica y Biología Molecular (SEBBM). Junto a su presidente y director del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, Jesús Ávila, Salas, ex presidenta del Instituto de España, Barbacid, director del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) y Morata, puntal también del Severo Ochoa, otros consagrados como Joan Guinovart, el leonés Carlos Martínez Alonso, director del Centro de Inmunología y Oncología, o Miguel Beato, responsable del nuevo Centro catalán de Regulación Genómica, avisan de los nubarrones que se ciernen sobre la recién adquirida prosperidad de los españoles. Los sectores tradicionales, los que han propiciado el crecimiento español «dan señales de agotamiento», recuerdan. La agricultura mantiene un peso residual, otros países ofrecen turismo y servicios a menores costes y la deslocalización industrial en busca de producción más barata es un hecho imparable. Si a ello se une el inevitable recorte de los fondos europeos de cohesión cuando entren los nuevos socios y la creciente dependencia científica y tecnológica del exterior, la conclusión es obvia. Para paliar la penuria crónica del sistema español de I+D, proponen llegar al 3% del PIB de aquí a 2010, en cumplimiento de los acuerdos de la Cumbre de Lisboa.

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