Muere la italiana que se negó a amputarse un pie para curarse
La mujer italiana de 62 años que hace unas semanas decidió que no se amputaría un pie gangrenado a pesar de saber que era la única solución para salvar su vida, murió hace unos días, según recoge el diario Il Corriere della Sera . La negativa de la mujer - de la que sólo se sabe que se llamaba María - a amputarse el miembro, en el que sufría una gangrena y a pesar de que sabía que con esta decisión se condenaba a muerte, causó un gran revuelo en Italia y generó opiniones contrapuestas entre los que pensaban que la mujer tenía que haber sido operada por la fuerza y los que, como la familia, respetaban esta dramática decisión. A finales de enero, la mujer rechazó esa amputación, que según los médicos era la única posibilidad de salvarla la vida, con el argumento de que no quería ser una inválida y prefería buscar otra solución. Vivir o morir sin pie La señora María, como ha sido conocida para respetar su deseo de privacidad, murió el pasado 11 de febrero a los 62 años como consecuencia de una septicemia general, derivada de su pie gangrenado y no amputado. Entre los que respetaban la decisión de la mujer se encontraba el ministro de Sanidad, Girolamo Sirchia, quien comentó que «la voluntad del paciente tiene que ser respetada». Incluso la dirección del Hospital San Paolo de Milán, donde acudió la mujer, se había dirigido a la Fiscalía de la República para informarse sobre que tenía que hacer los médicos en este caso, pero la familia había presentado un certificado psicológico en el que se decía «que estaba en grado de entender y decidir», en cuyo caso la ley prevé que se tiene que respetar la decisión del paciente, que en este caso preferia morir a quedarse invalida. La mujer, de origen siciliano, decidió no cambiar de idea a pesar de que los médicos habían previsto que si no se amputaba el pie se le provocaría una infección general que acabaría con su vida, tras lo cual regresó a Sicilia con sus familiares, que han comunicado su muerte hace unos días. Sobre este tema se había expresado también el Vaticano a través del presidente del Consejo Pontificio para la Salud, el cardenal mexicano Javier Lozano Barragán, quien declaró que evitar la curación «no es un pecado». «Es la persona la que tiene que tomar la decisión según sus parámetros morales y su fe», comentó el cardenal.