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León

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IMPORTANTES científicos empiezan a discutir la gran noticia científica: la clonación de embriones humanos, lanzada a bombo y platillo hace días. Para ellos, lo que han obtenido los científicos coreanos podría ser no un verdadero embrión humano, sino «un conjunto celular clónico que nunca llegaría a originar un ser humano». Es la tesis, entre otros, de Natalia López Moratalla, catedrática de Bioquímica de la Universidad de Navarra y de Rudolf Jaenisch, prestigioso genetista del Instituto Whitehead, en Cambridge, Estados Unidos. Eso avalaría ser un poco cautelosos con los descubrimientos que se nos anuncian. Aunque la clonación fuera cierta, sus resultados pueden tardar años en dar frutos... o no darlos. Y se puede, pero no se debe, jugar con la esperanza inmediata de millones de enfermos. Todo eso abre camino a la investigación con células madre, que no plantean problemas éticos entre quienes creemos que la vida biológica existe desde el embrión y, por tanto debe ser protegida legal y jurídicamente, y quienes son contrarios a ese pensamiento. Un equipo de científicos de las Universidades de Valencia y de la americana de San Francisco ha demostrado la existencia de células madre adultas en el cerebro, que permitirán profundizar en el estudio del desarrollo de tumores cerebrales y en sus propiedades regeneradoras en patologías hoy incurables -cáncer, alzheimer, etc-. También se ha conseguido fusionar células madre de la médula ósea con células cardíacas, hepáticas y neuronales. Estos y otros pasos abren camino a la esperanza sin plantear ningún dilema ético. En este asunto hay un componente científico de primer orden y otro económico no menos relevante. Hay miles de millones en juego y hay que estar atento para que el dinero no sea más relevante que la investigación. ¿Y en todo esto qué pinta Carod? Pues que alguien tendría que implantar con urgencia células cerebrales de seny en la política catalana y en la nacional. Carod es un ejemplo de una inmoralidad política, pero el 14-M puede seguir arrastrando muchos votos. Maragall, mientras tanto, repite lo de «Santa Rita, Rita, Rita, lo que se da no que quita» y sigue erre que erre. ¿Cómo vamos a pedir mesura a los científicos, cuando los políticos practican la irracionalidad?

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