Diario de León

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LAGARTO TIENEN las declaraciones de doña Loyola, la del Palacio, que nos habla ahora de la cebada al rabo y de una burra que pudo morir hace unos meses, esto es, que España pudo haber sufrido este verano pasado un apagón general como el que colapsó Italia o las américas de Bush porque la punta de consumo eléctrico jamás se había disparado como en esta ocasión a causa de la calora extrema y de la enorme cantidad de acondiconadores de aire que ahora lleva la gente pegados al culo y al sofoco. A punto estuvimos de quedarnos a dos velas, dice esta señora comisaria que a muchos nos parece una mujer alférez con marcialidad en las palabras. Lo curioso es que entonces el gobierno por boca de sus altos cargos de Industria aseguró que esa posibilidad de apagón era remota y que en ningún caso se produciría con la magnitud del padecido en otros países. ¿Por qué viene ahora Loyola a contradecirle y a subirle el faldón de la camisa?... Ahí está el lagarto, velo aquí asomando, porque añadió: la energía eólica es infuciente para cubrir esos déficits puntuales de demanda; gran parte del parque eólico instalado y sembrado por este pellejo de toro no ha estado operativo al no soplar los vientos con la previsión estimada. ¿Y?... Pues que la única solución está en el relanzamiento de la energía nuclear, viva la bomba, en la construcción de nuevas centrales, concluyó la comisaria, si queremos mantener nuestro status industrtial y de progreso. Lagarto, lagarto. La comisaria ignora u oculta que ese parque eólico, aún soplando viento, no se optimiza. Se comprueba en no pocas estaciones eólicas: hay días de ventarrón en el que sólo funciona una parte o ninguna. Son estrategias de producción, dicen, técnicas de sobrantes y acumulaciones. Lo paradójico de la energía eólica es su historia: comenzó siendo vindicación ecologista reiteradamente rechazada por la industria; pasó el tiempo y las eléctricas aceptaron explorar esta forma limpia de ordeñar megawatios; después volvieron los ecologistas alegando impactos ambientales e impugnando o paralizando proyectos; y ahora lo tiene fácil la derecha y el loyolo de los cuartos para subirse de nuevo a la burra del uranio y la fusión o la fisión o el calambrazo nuclear. Ellos están de atar; y nosotros, de los cuetes.

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