El terremoto, de 6,3 grados Richter, se registró a las 02:27 GMT de la madrugada. Es el segundo seísmo en la zona en los últimos diez años.
La mayoría de las víctimas pertenecen a diferentes poblaciones rurales situadas en las proximidades de la ciudad rifeña de Alhucemas, principalmente en Imzuren y Ait Kamara.
Las dificultades de acceso por carretera a algunas de estas poblaciones retrasaron la llegada a las zonas afectadas de los equipos de rescate.
La falta de medios humanos y materiales para el rescate bajo los escombros quedó reflejada en las primeras imágenes del siniestro.
Las imágenes divulgadas por la televisión mostraban a civiles tratando de remover los escombros con medios rudimentarios, como martillos y cinceles caseros.
En Alhucemas, una ciudad de la costa mediterránea marroquí con más de 100.000 habitantes situada a unos 150 kilómetros de Melilla, el terremoto no causó muertos, aunque sí daños materiales en algunos edificios.
Ninguno de los 81 españoles residentes en la provincia de Alhucemas figura entre las víctimas mortales.
Los hospitales de Alhucemas se vieron desbordados ante la llegada de centenares de heridos causados por el terremoto en las poblaciones vecinas.
Este seísmo es el peor que se ha registrado en Marruecos desde 1960, cuando un terremoto destruyó la ciudad costera atlántica de Agadir (suroeste) y dejó alrededor de 12.000 muertos.