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Gente de aquí | Un lotero peculiar

¡Cesidio, no te vayas!

Los vecinos de Carrizo de la Ribera quieren que su simpático vendedor de cupones de la Once no sea destinado a otro lugar y se quede en el Órbigo repartiendo suerte

Cesidio González Vallina, peculiar vendedor del cupon de la Once, en Carrizo de la Ribera

Publicado por
Emilio A. Prado - corresponsal | carrizo
León

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Un personaje entrañable y alegre ha revolucionado desde hace cinco meses la vida diaria de Carrizo de la Ribera y de varios pueblos de toda la comarca alta del Órbigo. Se trata de Cesidio González Vallina, vendedor del cupón de la Once y vecino de esta localidad que se caracteriza por derrochar amabilidad, alegría y ganas de vivir a raudales todos los días y contagia este entusiasmo a todos los clientes. En su pequeña tienda de cupones ubicada frente a las oficinas de Caja España, bares y otras tiendas en el centro de Carrizo de la Ribera, la gente lo reconoce como un personaje querido. Llegó al pueblo para sustituir a una compañera que tiene la titularidad de esta plaza de vendedora de cupones y durante el tiempo que lleva en Carrizo se ha granjeado la amistad y respeto de todos los carrizanos que ya lo consideran uno más del pueblo y así lo han manifestado cada día. También lo piensan hacer a la propia Once solicitando que Cesidio se quede en Carrizo definitivamente, sobre todo por haber demostrado dotes de gran humanidad y cariño para con todo el mundo. Siempre sale de su boca una palabra amable, una gracia, acompañada de unos caramelos para los niños, un gesto gracioso o un chiste socarrón, pero sin ofender. Es decir, un auténtico vendedor y una buena persona. Campaña popular Los vecinos de Carrizo quieren organizar una campaña para que este hombre que derrocha bondad se quede a trabajar aquí para siempre y son muchos los que creen que la Once debiera pensarlo muy detenidamente antes de cambiarlo. Cesidio explica, «es difícil que logre quedarme, pero a mi me encantaría, me gusta la gente de la Ribera y en Carrizo han sido muy amables conmigo». Tras una vida dedicada a la agricultura, su llegada a la Once se produce después de un terrible accidente con una máquina agrícola que le dejó muy maltrecho y casi sin ganas de vivir y, según cuenta, «veía todo negro, y no tenía ánimos para nada». Al poco tiempo se topó con la Once, organización a la que adora y habla de ella como si fuese una hermana mayor. Aquí lleva casi tres años trabajando para la fundación Fundosa, en su centro de lavandería industrial Flisa. Después pasa a vender el cupón, el cual recomienda comprar por la gran labor social que cumple y el tremendo auxilio que presta a tantas familias, además de la ayuda personal que le dan a todos y que califica de importante. Habla de la Once con auténtica pasión, «les debo todo, el haber salido a flote. Absolutamente todo, porque son gente maravillosa, por ello yo me entrego con los demás, con toda la gente, para transmitir alegría y ganas de vivir, sobre todo para repartir suerte y dinero que a todo el mundo le viene bien», declaró.