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| Crónica | No existe un perfil único |

El mito del «buen» agresor

El forense Miguel Lorente analiza en «El rompecabezas» la figura del maltratador y asegura que no actúa por amor, sino que usa la violencia conscientemente para perpetuar su poder

Miguel Llorente en la presentación de su libro

Publicado por
Arantza Prádanos - madrid
León

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Impulsivo e irritable, su falta de autoconfianza se convierte en un arma arrojadiza contra su pareja, a la que primero idealiza y luego asfixia. Este es uno de los retratos-robot que identifican a un maltratador y retrata bien Miguel Lorente en su libro El rompecabezas (Ares y Mares, de la Editorial Crítica), su último libro sobre el fenómeno de la violencia de género. Otro prototipo es el victimario «psicológico», el que anula a su compañera, «jibariza» su identidad y la destruye sin tocarle un pelo, sólo con dosis alternas de cariño y desprecio, de calor y frialdad extrema. Hay más. Está también el «controlador», que oculta bajo un apariencia considerada con la mujer, un punto condescendiente, a un tirano que aflora cuando se vulneran «sus» normas y se cuestiona su criterio superior. O «Jekyll y Hide», el agresor cíclico, dual e imprevisible, capaz de explotar en el momento más inesperado y por «razones» cambiantes. Todos ellos comparten el deseo de ejercitar el poder y de un uso premeditado y calculado de la violencia como instrumento para conseguir sus fines de dominio. No son fijos Lorente Acosta, forense y especialista en el estudio y análisis del ADN, ya se adentró en el tenebroso mundo de los malos tratos en Mi marido me pega lo normal (Crítica, 2001). En su nueva obra se vale de estos arquetipos para derribarlos y concluir, que aun reales, ni son tipos fijos porque se mezclan entre sí, ni, lo que es más importante, sirven para abarcar el fenómeno de la violencia de género. La conclusión más aterradora del libro es, de hecho, que cualquier hombre puede llegar a actuar como un maltratador, convertirse en él. «No hay un tipo de hombre predispuesto ; cualquiera puede ser violento en un momento determinado, porque la violencia es un recurso que la sociedad nos ofrece a los hombres en nuestras relaciones con las mujeres», argumentó en la presentación de libro.

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