Diario de León

Cosas de aquí | Entre fogones

Los sabores de la abuela

El Mesón del Conde Luna celebra entre hoy y el día 7 de marzo una nueva edición de las acreditadas Jornadas de la Cocina Autóctona Leonesa, un repaso a los sabores y aromas de antes

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Marcelino Cuevas - león
León

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Recorrer viejos caminos. Escuchar historias de banquetes y de hambrunas por boca de los ancianos, entre el humo evocador de los viejos pucheros. Rebuscar en la memoria ancestral para conocer los secretos de la gastronomía de siempre. Y así, un año tras otro, para ofrecer a los buenos gourmets unas evocadoras Jornadas de la Cocina Autóctona Leonesa, que, burla burlando, llegan ya a su décima edición. Labor que hacen con enorme paciencia, mucho gusto y enormes cantidades de ciencia culinaria, Ángel Escobar y Pedro Fernández, los afamados cocineros se Mesón del Conde Luna. Pero conozcamos la carta confeccionada para este ciclo que comienza hoy mismo y termina el 7 de marzo. Como entrantes podemos elegir entre una sopa elaborada con pan de centeno, a la que han llamado, ni más ni menos, sopa de manfanos; cecina leonesa con reboja torrada, también de pan de centeno y untada con aceite y pimiento del Bierzo triturado; el conocido potaje de garbanzos del Santo Bañezano, lleno de indulgencias; Frejoles del convento, con su toque monacal; deliciosos puerros de Sahagún con crema de queso de Valdeón; la colorista pitanza cazurra, a base de pimientos de Fresno y trucha marinada y los muy picantes y sabrosos mejillones al estilo del Barrio Húmedo. Para luego ofrecen los cocineros del Mesón del Conde Luna pichón a la manera de la Sobarriba, acompañado de un guiso de berzas, pizpierno con cachelos, apetitosos codillos de cerdo con patatas al mejor estilo berciano, un guiso de cordero montañés, encallado de castrón, la inevitable cecina de Dios nos libre, bacalao a la tranca, simplemente escalfado y servido con pimiento y ajo, chicharro a medio escabechar, recordando las ensaladas de los antiguos mesones leoneses, y congrio a la leonesa, o sea, al ajo arriero, ese que dicen que inventaron los maragatos. En los postres, un bollo de calostros, dulce combinación de queso ligero, leche y turrón; los papos de rana, una especie de dulces cuchiflitos rellenos; la reineta del Bierzo avelina, asada y guarnecida de frutos secos y un surtido de los mejores quesos leoneses. Vinos del Bierzo o de prieto picudo, café de puchero y , si se tercia, una copa de aguardiente de orujo... luego la siesta es inevitable. Un menú para volver a las raíces, para retornar a las esencias de la cocina tradicional leonesa. Sabores y aromas para la evocación y el recuerdo... y una cita ineludible para todos aquellos buenos gastrónomos que quieran olvidar por un momento el intenso trajín de la martilleante campaña electoral.

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