Un escándalo universal

Es, de todas las posibles formas de violencia, la más extendida. Un «escándalo universal», a juicio de director general de Amnistía Internacional (AI) España, Esteban Beltrán. La violencia de género, la que se ejerce contra la mujer por su condición de tal, afecta a más de 1.000 millones de féminas --una de cada tres- en todo el mundo, es la principal causa de la muerte en mujeres de entre 16 y 44 años, y adopta múltiples disfraces. Se perpetra en situaciones bélicas, que convierten a las mujeres y los niños en víctimas preferentes de todo tipo de abusos; al amparo de excusas culturales o costumbristas, desde el aborto selectivo de niñas hasta el asesinato de novias por la dote o la quema de viudas; o la más cercana del maltrato doméstico, lento, sistemático e implacable hasta la muerte, que practican maridos, novios y compañeros. El 70% de las mujeres asesinadas en el mundo lo son a manos de su «príncipe azul». Bajo esta violencia «en el dormitorio y en la trinchera» subyace lo mismo; un machismo secular, el intento de perpetuar la sumisión de la mitad de la población mundial y una vulneración ingente de derechos humanos, que los Estados debieran correr a atajar. Con este objetivo, AI lanzó ayer su campaña más ambiciosa, en palabras de Beltrán. «No más Violencia contra las Mujeres» es una campaña internacional de dos años que pretende sumar esfuerzos a las organizaciones y movimientos de mujeres que en cada país luchan contra esta lacra. Es un grito contra la resignación y exige a los Estados el cumplimiento de su deber: firmeza para acabar con la impunidad de tanto agresor y la inhibición de las autoridades, un esfuerzo real por prevenir, investigar y sancionar estos atentados contra los derechos humanos. En España la campaña -www.actuaconamnistia.org - tiene el rostro de Alicia Arístregi, asesinada en abril del 2002 por su marido en Villava (Navarra) después de 14 años de martirio. La policía local regulaba el tráfico a menos de 50 metros, y el Consejo General del Poder Judicial respaldó luego la actuación del juez que había pasado por alto los reiterados incumplimientos del marido de la orden de alejamiento impuesta.