Lo imprevisible

LAS ÚLTIMAS encuestas no es que descarten la mayoría absoluta del PP en las generales del próximo domingo. Es que algunas de ellas apuntan a la existencia de un empate técnico, como la publicada el domingo pasado en La Vanguardia o el último Pulsómetro publicable de este lunes para la cadena SER. Ambos medios informativos no coinciden mucho en sus preferencias políticas, pero ambos son independientes y muy solventes y coinciden en la percepción de los electores consultados. El gran diario catalán sitúa la diferencia en dos puntos entre el PP y el PSOE. La gran cadena de radio la sitúa en dos puntos y medio. En uno y otro caso, más nítidamente en el segundo, destacan que el acortamiento de diferencias se produce en un proceso imparable, es decir, un proceso que no se pararía durante los días que faltan para la jornada electoral, aunque ya no nos enteremos porque no se pueden publicar encuestas a partir de este lunes. La pérdida de la mayoría absoluta y el empate técnico, si ese proceso continúa, podrían convertirse en victoria para el PSOE. Ya sabemos, de todos modos, que este pueblo nuestro es un tanto imprevisible, como en no pocas ocasiones electorales se ha demostrado. Pero en estos instantes ya no puede descartarse ni el empate, ni una moderada victoria del PSOE, al que sobrarían apoyos para edificar una mayoría muy apta para gobernar. También podría darse el escenario de una raquítica victoria del PP que le hiciera prácticamente imposible gobernar, porque sus potenciales aliados son cercanos a cero, algo que se ha ganado a pulso estos años el partido de Aznar, justo al revés que el PSOE, cuyos potenciales aliados son todos los demás partidos. Podría suceder incluso que, cumpliendo Zapatero su promesa de no optar al Gobierno sin tener la mayoría de votos, se viese obligado después a aceptar, una vez demostrado que Rajoy no era capaz de formar Gobierno, en unos resultados esencialmente precarios. Con todo esto quiero decir que la campaña se pone excitante en su último tramo. Quién sabe si Rajoy terminará aceptando el debate con Zapatero, si en su partido ven las cosas demasiado negras.