Diario de León

EL PULSO Y LA CRUZ

Consuelos y persecuciones

Publicado por
ANTONIO TROBAJO
León

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CON la entrega de este sábado en el bastidor, nos sobrecoge como una descarga de miles de voltios el desgarro del atentado terrorista de Madrid. Dramático telón de fondo para la jornada de reflexión de hoy. Tanto, que puede dar materia para muchos meses de vueltas al cerebro, de caldeo del corazón y de manos alzadas hacia lo alto, aguantando la ira y haciéndose grito. Nos queda la palabra -desgranada hasta más no poder-. Y nos queda ser comunión pacífica. Y nos queda la oración. Y nos queda la esperanza. Que nada ni nadie podrá matar. Ya ven la ironía: para jugarnos el futuro nacional de la cosa pública durante los próximos cuatro años (más o menos) -que algunos quieren destruir vilmente-, se nos concede este día enterito para la reflexión. De forma universal, notoria y hasta con la custodia de las leyes. Veinticuatro horas al completo de desierto, de silencio interior y exterior, de soledad fecunda. (¿Será esto la moderna Cuaresma?). Por el contrario, ¿cuánto tiempo se nos concede o nos concedemos para diseñar y promover el desarrollo de una mundo en paz y en esperanza? ¿Y cuánto para articular satisfactoriamente las relaciones laborales, el trato con los compañeros de trabajo, la misma marcha de la empresa? ¿Y cuánto para el bienestar anímico y espiritual -el que, al fin y al cabo, cuenta- de nuestra convivencia familiar? ¿Y cuánto para decidir en qué terreno de juego hemos de desenvolver nuestra vida personal en orden a la felicidad terrena? ¿Y cuánto para la bienaventuranza eterna? ¡Qué cosas me digo! Si para todo esto¿ no tenemos tiempo. Y no es que sean cuestiones que se excluyen y anulan unas a las otras. No. Todas son importantes. Y todas tienen relación entre sí. La pena es que a unas tanto y a otras tan poco. Así nos va, pensaría el escéptico; otra vendrá, dirá el esperanzado. En fin, que habrá que tirar «p'alante» entre las persecuciones del mundo y los consuelos de Dios, que decía aquel pensador no de Rodin sino de las «Confesiones». Al-gún consuelo que otro se nos regala a los católicos en esta semana que entra. Mañana, a las cinco de la tarde -¡qué hora, Señor, qué hora!-, en la Capilla del Seminario de León, dos seminaristas van a ser instituidos en el ministerio del acolitado. Acólitos, para servir al altar, y acólitos para estar más cerca de las Órdenes Sagradas. Uno es de San Pedro de los Oteros, tierra de barcillares y lentejas, y se llama Rubén Gallego; el otro es de Carrizo de la Ribera, donde se abre la puerta al Páramo ahora vergel, y se atiende por César. Dos balones de oxígeno para tiempos de asfixia, que, a lo mejor nos enseñan o urgen, o las dos cosas, a respirar de otras maneras. Y un balón más para el viernes siguiente, éste de mayor volumen: en León, un muchacho de San Francisco de la Vega por más señas, que es diácono desde hace un año y ha hecho sus primeras armas pastorales por Tierra de Campos, Rubén García, con raíces en Vega de Monasterio y Villafalé, será ordenado de presbítero -de «cura», para entendernos-; y en Bembibre, serán instituidos como lectores Roberto, Ignacio y Agustín y como acólitos, Manuel y Alejandro. En el mismísimo Día del Seminario, Solemnidad de San José, Patriarca y Patrono de importantes cosas en la vida de la Iglesia y de la Iglesia misma. Lo primero será a las cinco de la tarde, en el marco que pretende ser Patrimonio de la Humanidad, nuestra Catedral, y lo segundo a la 6 de la tarde, en la parroquia bembibresa de San Pedro. Ahí están los consuelos. Las persecuciones, o así, vienen de la escasez de vocaciones al sacerdocio. No se trata de angustiarnos por ello, porque esta angustia produce más angustia, y no vocaciones. Se trata de preocuparnos por esta realidad y de ocuparnos, con los recursos a nuestro alcance, en colaborar a darle solución. El Obispo de León, Don Julián, se pregunta con apasionamiento, en la Carta correspondiente, si estaremos haciendo todo lo posible -oración incluida- por soplar en las velas del fomento de vocaciones entre nuestros niños y nuestros jóvenes. En esa dirección apuntan el Festival de la Canción Vocacional de esta tarde en el Seminario de León, y la convivencia de posibles vocacionados el próximo día 27, en el mismo lugar y durante la mañana. Pero, por favor, no se olvide que las primeras instancias en el empujón al carro de la posible respuesta a Quien llama, son la familia y la parroquia. No se descuiden.

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