España se emociona y llora

Dicen que el terrorismo, el horror y el dolor que provoca, hace que afloren los instintos y emociones más primarias. Yo sé que el 11 de marzo en Madrid lo que afloró en los cientos de miles de madrileños fue un sentimiento profundo de solidaridad como jamás he visto en ningún lugar, en ninguna circunstancia. Verán, aún hoy, dos días después del brutal atentado, Madrid es una ciudad conmocionada. Los ciudadanos caminan cariacontecidos, hay dibujado un rictus de dolor en todos los rostros con que me cruzo. Y creo sinceramente que Madrid, rompeolas de todas las españas, esta ciudad cosmopolita con vocación universal, donde a nadie se le pregunta de donde viene, y donde cualquiera que se queda es un madrileño más, esta ciudad digo ha dado un ejemplo de altura moral realmente impresionante. El 11 de marzo en Madrid todo el mundo hizo lo que tenía que hacer sin que nadie se lo dijera. Miles de personas acudieron a donar sangre, cientos de taxistas trasladaban a ciudadanos compungidos que les pedían que les llevaran adonde pudiera hacer esa donación de vida que es la sangre. Jueces y fiscales que sin que nadie se lo pidiera se presentaron en Atocha, en Santa Eugenia, en la calle Téllez, para colaborar en el levantamiento de cadáveres. Veteranas enfermeras ya jubiladas que dejaron sus casas para acudir al centro de la tragedia a ayudar. Ciudadanos anónimos que con sus manos intentaban liberar de la trampa mortal a quienes habían quedado apresados. Quiero decir que los asesinos han conseguido el efecto contrario al deseado. Si, han segado la vida de doscientas personas, han mutilado a más de mil cuatrocientas, pero han hecho aflorar lo mejor de nosotros mismos, logrando que todos los madrileños, todos a una, sin fisuras, manifestaran el mejor de los sentimientos: la solidaridad. Cierto es que desde todas las comunidades autónomas ha habido muestras extraordinarias de solidaridad que el resto de los ciudadanos de este viejo país que es España, se han volcado con las víctimas, con sus familias, con los madrileños. Ahora cuanto antes los ciudadanos queremos que nos digan quienes son los asesinos. Quienes han sido capaces de perpetrar tamaña matanza. El 11 de septiembre nunca será olvidado por los neoyorquinos, el 11 de marzo jamás será olvidado por Madrid. Pero además pienso que en estas circunstancias dramáticas no sólo Madrid, también el resto de España, se ha demostrado una altura moral que habla de la calidad de las gentes de este país. Descansen en paz las víctimas mortales.