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Publicado por
León

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La gran mayoría de las personas superamos las peores adversidades con el tiempo, porque si no fuese por nuestra capacidad para afrontar todo tipo de traumas, nuestra especie no hubiera sobrevivido a tanta guerra, terremoto, epidemia y tragedia como hemos padecido y padecemos. Los gestos de solidaridad, de compasión y de caridad han permitido brindar auxilio a seres humanos en situación de desamparo. Ante la miseria intolerable, el hombre, con su capacidad para identificarse con su prójimo, experimenta una fuerte emoción que lo impulsa a actuar. B.F. Skinner dijo una vez: «Uno puede trazarse una buena vida analizando sus propios sentimientos, pero sólo puede conseguirlo organizando las contingencias ambientales». Cuando nos enfrentamos con los acontecimientos más traumáticos, devastadores e inimaginables posibles, tenemos que ir más allá de la comprensión privada y personal del impacto de la pérdida: hemos de hacer cosas para desarrollar un ambiente social y personal para los afectados que responda de forma específica, positiva e inmediata a sus necesidades, y que construya una vía comportamental para volver a la vida normal.