Un 80% de españoles usa «productos milagro» para adelgazar

Cójase un hierbajo, suéltese una porción de adjetivos pseudocientíficos, invéntese una universidad que lo avale, cuanto más remota mejor, échese mano de una tribu milenaria que use la pócima y predíquese que cura cien enfermedades. Así se fabrica un «producto milagro». Un 80% de los españoles los usa para intentar adelgazar. A pesar de que parecen una trampa para incautos, son muchos los pacientes que se tragan la filfa. No en vano, se calcula que cada ciudadano gasta una media de 60 euros en tratamientos fraudulentos. Los colegios de farmacéuticos y los consumidores han emprendido una campaña para acabar con la estafa. Por de pronto, piden a las autoridades sanitarias que supriman la coletilla «de venta autorizada en farmacias», que parece una acreditación de calidad de productos que son una engañifa. Ana María Aliaga, del Consejo General de Colegios Farmacéuticos de España, considera que los «productos milagro» gozan de una extraordinaria pujanza gracias a vacíos normativos. Los boticarios están preocupados porque son muchos los artículos que, a pesar de ser un completo engaño, se venden en las oficinas de farmacia. Para Antonio del Barrio, presidente del Colegios de Farmacéuticos de Vizcaya, el personal sanitario tiene que plantar cara a empresarios sin escrúpulos porque está en juego su prestigio. Desde el organismo, también se trabaja en el establecimiento de un código nacional de productos de parafarmacia que autentifique su legalidad. Se alertó también de que muchos de estos productos se venden también en establecimientos diversos como peluquerías y gimnasios, además de por internet y por teléfono. De venta en farmacias No en vano, los fabricantes de estos remedios mágicos se afanan por utilizar el canal de las farmacias para dar salida a su mercancía. Está por ver si los titulares de las oficinas de farmacia se aplican en la labor, ya que, según un estudio de la revista Consumer , cerca de la mitad de los farmacéuticos despachan productos que no tienen ninguna eficacia. Actualmente, se detectan «muchas irregularidades», ya que se comercializan productos alimenticios o cosméticos en cuyo envase figuran indicaciones terapéuticas o etiquetado de productos no acorde con la legislación; o alimentos disfrazados de «dietéticos», sin la inscripción correspondiente. Las plantas medicinales Los farmacéuticos aducen que no hay que confundir las plantas medicinales y otras sustancias, muchas de ellas indicadas para la realización de dietas y que son evaluadas y codificadas por el Ministerio de Sanidad, con los productos milagro. Prueba de su compromiso para atajar el problema, Aliaga informó de que los colegios presentaron el año pasado 92 escritos ante Sanidad, no todos ellos necesariamente denuncias, sobre el asunto. Entre los productos, que en su mayoría ya no se venden porque las empresas desaparecen y crean nuevos productos, destacan un aparato para imantar el agua, que se vendía para 96 enfermedades, y un inductor del sueño, que consistía en una pequeña batería, con un coste de menos de 200 de las antiguas pesetas, aunque se vendía a 10.000, y que emitía un zumbido para dormir.