Diario de León

Gente de aquí | Granjeros infantiles

Escuela de tradición

La granja escuela de Hospital de Órbigo acoge estos días a decenas de niños de toda la provincia para enseñarles el trabajo de la huerta, de la cuadra y hasta a hacer pan

El burro Crispín es una de las estrellas de la granja La Campaza

El burro Crispín es una de las estrellas de la granja La Campaza

Publicado por
Emilio A. Prado - corresponsal | hospital
León

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Una granja para aprender, una granja para palapar lo que las abuelas cuentan que hacían cada día en su juventud. El lo que pudieron disfrutar ayer los escolares del Colegio Público Martín Monreal de Veguellina de Órbigo en la Granja Escuela La Campaza del colegio de la Fundación Sierra Pambley en Hospital de Órbigo. La idea de partida es participar de un día de convivencia de los escolares en un entorno distinto al habitual, realizando un variado abanico tipo de actividades junto a otros profesores o monitores también distintos a los de todos los días. Desde el pasado lunes han sido varios los colegios que han pasado por sus instalaciones, como el Colegio Leonés de la capital, el de la Anunciata de Ponferrada y varios de toda la provincia. Este proyecto educativo permitió a los escolares, durante una jornada escolar, y en horario lectivo, la realización de actividades con animales, como patos, ovejas y cabras o gallinas. Ayer la atracción de los pequeños fue limpiar, dar de comer y pasearse a lomos de Crispín, el burrito que fue la estrella de las pasadas Justas Medievales de Hospital de Órbigo. Tambien participaron en actividades de huerto y jardín, como siembra y trasplante de plantas ornamentales, recolección de algunos productos del invernadero y labores de jardinería. Incluso sembraron plantas ornamentales siguiendo las instrucciones de su monitora en unas pequeñas macetas de plástico, que después de la jornada se llevaron a sus casas como regalo a sus padres. Ayer fueron cincuenta y nueve escolares de infantil y primaria, de edades comprendidas entre los tres y cinco años, pero las actividades que se programan habitualmente abarcan del preescolar a cualquier nivel de secundaria. Los niños se lo pasan en grande, realizando junto a sus monitores todo tipo de actividades en el huerto de la granja, trasplantando y regando plantas y flores, jugando y atendiendo a los animales, a los que pueden dar de comer y limpiar sus jaulas. También trabajaron en un taller de panadería, en el cual elaboraron pan y lo cocieron al horno, siguiendo todo el proceso desde el amasado de la harina hasta tener sus propios bollos. Siguiendo las instrucciones de su monitor, al cual no quitaban ojo, los niños cogieron sus panes y los introdujeron en el horno. Previamente observaron cómo se prendía fuego y calentaba. Después de cocidos, se los llevaron a sus casas aunque muchos panes no llegaron finalmente al destino: algunos niños no se resistieron a la tentación y se los comieron allí mismo. «Nosotros queremos fomentar con todo esto las costumbres y tradiciones de nuestros pueblos, la sana convivencia entre todos y también que se cree, al mismo tiempo, un lugar de encuentro para niños y jóvenes», señalan desde La Campaza. «En este proyecto hay una idea central que es inculcar el respeto al medio ambiente y a la naturaleza, así como que se puedan ir adquiriendo conocimientos relacionados con las actividades artísticas y las deportivas, que aquí promovemos».

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