Diario de León

Cosas de aquí | Las alhajas empeñadas

El valor de las joyas del Monte

Caja España prepara una subasta de piedras preciosas, monedas, cuberterías y toda clase de alhajas para el próximo día 25, y que se exponen ya en su sede de Botines en León

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P. Casado - león
León

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Son las más preciadas posesiones de los más de 2.000 clientes del Monte de Piedad de Caja España de León. Hace un año que fueron empeñadas para conseguir un préstamo con el que hacer frente a pequeños, pero importantes gastos necesarios en la economía familiar. Cadenas, sortijas, collares, pulseras, pendientes, medallas, gargantillas, relojes, brazaletes, colgantes, monedas, gemas y hasta cuberterías de mesa en plata, oro, piedras preciosas, brillantes, zafiros, corales, turquesas o perlas cultivadas, todo un catálogo de alhajas que conforman hasta 500 lotes expuestos ya en las vitrinas del edificio Botines de Gaudí, sede central de Caja España en León, antes de ser subastadas el próximo día 25 en el Centro Cultural que la entidad financiera tienen en la calle Santa Nonia de la capital. Y eso que «sólo sale a subasta el 10% de lo que se empeña», advierte Miguel Ángel Álvarez, director del Monte de Piedad. Las subastas se convierten en todo un acontecimiento social y a ella acuden, sobre todo, «gente normal», interesada en adquirir joyas «a buen precio». En la lista, los precios de partida más variados. Mirando en el catálogo se comprueba que los hay para todos los bolsillos, desde los 50 euros de una medalla hasta los 24.000 euros que valen un hermoso par de pendientes de oro blanco con brillantes y zafiros azules, lo mejor de la colección. En el medio se encuentra, por ejemplo, un collar de perlas cultivadas de Tahití, que parte con un valor mínimo de 5.000 euros o un solitario de platino por 4.200; también una sortija con diamantes de 11.000 o un lote muy interesante compuesto por cadena, cruz y un par de pendientes con perlas y zafiros sólo por 100 euros. El precio se establece, según explica Álvarez, partiendo del valor de tasación más los intereses contraidos durante el año por el préstamo. A partir de ahí, la puja en la subasta fija el precio final de las joyas. «El que empeña sus joyas no tiene por qué estar arruinado», precisa Miguel Ángel Álvarez, que insiste en explicar que el Monte de Piedad, más antiguo que la propia Caja, absorve en el circuito de préstamos financieros a colectivos emergentes, pero que están excluidos de los tradicionales. Pensionistas o inmigrantes son los clientes más asiduos que invierten en joyas, de valor siempre seguro, por las que luego pueden obtener un dinero necesario con un mínimo de requisitos. En Castilla y León quedan tres, en Valladolid, Palencia y León y en toda España, 22. Las subastas de joyas se repiten dos veces al año. La próxima será en octubre

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