Nueva Esperanza para León

La Catedral abrió sus puertas a la Virgen de la Esperanza. Ni lágrimas ni dolor, sólo serenidad. Así describe el artista sevillano Miguel Bejarano el rostro de la talla que ha realizado para la cofradía leonesa Nuestro Padre Jesús Sacramentado, por encargo de una hermana que ha costeado la obra y prefiere permanecer en el anonimato. La nueva Virgen, que se procesionará el Sábado de Dolores junto a la imagen titular de la cofradía, el Cristo de la Esperanza, ha sido tallada siguiendo las técnicas tradicionales de policromado que se empleaban en el siglo XVIII, conforme a los tratados de Francisco Pacheco, pintor de cámara del rey y suegro de Velázquez. Bejarano trabajó sin descanso durante cuatro meses para dar forma a una madera de cedro real traída de Latinoamérica hasta conseguir una figura de 1,80 de altura y cuerpo articulado para ser vestido. «Todo», insiste el escultor, «ha sido realizado a mano»; incluídas las pestañas postizas, de pelo de marta, y pegadas una a una con cola negra de carpintero. No es la primera obra del artista sevillano que se procesiona en León, donde llevan su firma un cristo resucitado de Laguna de Negrillos, así como dos pasos de la cofradía del Gran Poder, el Cristo en la oración del huerto y Santa María Magdalena y Santa Marta. Bejarano es seguidor de la escuela neobarroca sevillana y discípulo de uno de los mejores imagineros del siglo XX de la capital hispalense. Los leoneses contemplaron el esmero que ha puesto el escultor en el rostro de esta Virgen, cuyos ojos son de cristal y muestra la boca entreabierta, de forma que tanto los dientes como la lengua han sido labrados con minuciosidad para dotar a la imagen de mayor expresividad.