Los innumerables usos y propiedades de la orina
El orín ha estado presente a lo largo de la historia en las costumbres, tradiciones y usos de numerosas culturas. Desde insecticida, elixir bucal, detergente, o desinfectante, hasta afrodisíaco o prueba de embarazo. Como la fermentación de la orina produce amoníaco, también se empleó desde antiguo como quitamanchas en las lavanderías, para limpiarse los dientes y para curtir pieles. Las princesas chinas se rociaban el cuerpo con orín de niño para conservar, según la tradición oriental, la juventud y belleza. En España existió la costumbre, posteriormente exportada al Nuevo Continente, de añadir orina al agua de baño. Y en Alaska, algunas tribus miccionaban en los platos para lavarlos y utilizaban el pis para macerar una determinada planta con la que se limpiaban y desengrasaban los labios. Sin embargo, el empleo más extendido ha sido su utilización como método de diagnóstico de la salud corporal. La referencia más antigua de su uso terapéutico se remonta a un texto indio de hace más de 5.000 años, que dedica 100 páginas al poder sanitario del pis. Durante la Edad Media y comienzos de la Edad Moderna, el examen urinario fue el diagnóstico más utilizado por los galenos para determinar el estado de salud. Además, la medicina popular recomendaba el uso de la orina para las dolencias más variopintas, como frotarse la nariz con orín de asno para frenar las hemorragias nasales o beber un vaso durante tres días para combatir la fiebre cuartana.