Prohibido casarse
Ni gais ni lesbianas ni parejas heterosexuales podrán pronunciar el «sí quiero» en el condado de Benton, paraíso de los anarquistas de Estados Unidos, y por tiempo indefinido
El «sí quiero» ha sido suspendido indefinidamente en el condado de Benton, patria de Eugene, el paraíso de los anarquistas de Estados Unidos. Desde ayer, ni gais, ni lesbianas, ni parejitas de las de toda la vida podrán pronunciar la frase clave con la que suspiran los enamorados con aspiraciones matrimoniales. Los 79.000 habitantes de un área situada en el estado de Oregón, sin importar sus preferencias sexuales, tendrán que casarse en otros condados o esperar hasta que los tribunales del estado decidan si es constitucional que los homosexuales contraigan matrimonio. Mientras, allí no se casará nadie. La rocambolesca decisión añade un nuevo matiz al contradictorio paisaje legal en el que está imbuído Estados Unidos desde que San Francisco comenzara a casar homosexuales a destajo hace más de un mes saltándose a la torera las leyes del estado de California. A la insumisión del alcalde, Gavin Newsom, que firmó 4161 licencias de matrimonio hasta que el fiscal general le ordenó parar y puso el tema en manos del Tribunal Supremo, siguió la rebeldía de otros funcionarios de pueblos y ciudades desperdigados por otros estados como Nueva York, New Jersey o New México, que decidieron otorgar licencias de matrimonio a las parejas del mismo sexo ante lo que muchos definen como un vacío legal que no impide que dichas uniones se celebren. Las protestas de los defensores del matrimonio tradicional paralizaron rápidamente la oleada de bodas homosexuales en todo el territorio norteamericano y trasladaron la disputa a los jueces y sólo el condado de Multnomah, también en Oregon, sigue hoy casando a personas del mismo sexo. Pero en Benton, donde los comisarios del condado habían decidido seguir los pasos de sus vecinos y empezar ayer mismo a expedir las polémicas licencias, Hardy Myers, fiscal general de Oregon, amenazó con emprender acciones legales si se procedía con los casamientos. Así que para mantener la coherencia con su decisión pro igualdad de derechos, los comisarios del condado decidieron suspender no sólo ese tipo de bodas sino también las uniones entre heterosexuales. «Desde mi punto de vista estamos contribuyendo a que los trámites se aceleren» afirmó ayer Linda Modrell, una de las tres comisarias que tomó la polémica decisión. Para justificarla afirman que así los tribunales tendrán que decidir cuánto antes la constitucionalidad o no de los matrimonios de la discordia. Myers aseguró estar de acuerdo con la decisión y afirmó que el 14 de abril todos los argumentos a favor y en contra debían estar cerrados y listos para que se decida. «Espero que el proceso legal proporcione claridad a todos los condados de Oregón» afirmó el martes. Mientras, el tema también se discute en el Congreso, donde una enmienda constitucional propuesta por la republicana Marylin Musgrave hace más de seis meses ha adquirido nueva relevancia tras el apoyo explícito dado en febrero por Bush para que la Constitución prohíba explícitamente los matrimonios entre homosexuales. El martes Musgrave presentó ante una comisión del Congreso un nuevo texto con el que se deja en manos de los estados la decisión de conceder a esas parejas los mismos derechos que a los heterosexuales casados. El congresista demócrata Barney Frank, abiertamente gay, se pronunció ese mismo día en contra de dicha enmienda. Actualmente sólo Vermont permite legalmente las uniones civiles. La batalla que mantiene en vilo a la sociedad norteamericana y que tendrá un papel fundamental en las próximas elecciones presidenciales se originó en Massachussets, donde el Tribunal Supremo decidió en noviembre consentir ese tipo de matrimonios, que deberían comenzar a oficiarse en mayo a menos que el Congreso de ese estado lo prohíba.