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El la parte trasera conserva el característico «hombro» de Volvo

Publicado por
ANTONIO TROBAJO
León

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COMO si pareciera que todos tuviéramos ganas de regreso a la normalidad. Se perciben difusamente signos como de un cierto pacto que si no es de cordura tendrá que ser de recelo, con sordina, eso sí, para no remover más las aguas revueltas y turbias. Y si el camino es útil y hasta gratificante por lo que a las cuestiones sociales y políticas se refiere, no lo es tanto para la vida espiritual en este último tramo de la Cuaresma que emboca ya la Pascua de la Vida y Esperanza. No es fácil intentar acompasar unos pulsos a otros. Pero todo se andará. De momento estamos con un gobierno en funciones, con un programa en el bastidor, con un dolor en la bodega, con una expectativa en los ojos, con una brújula en la mano. Son más signos de Adviento que de Cuaresma. Pero no se olvide que, objetivamente, el tiempo real (no sólo el simbólico-litúrgico) en el que camina la Iglesia es el de Adviento, entre la primera y la segunda venida de Cristo, cuando quedan en nuestras manos los denarios suficientes para curar las heridas de la vida y rebullen como gusanos los gritos que, hijos de la esperanza, reclaman el cielo nuevo y la tierra nueva. Repasen lo escrito y vean si el cristianismo no tiene motivos más que sobrados para sentirse en sintonía con los signos de este tiempo nuestro de hoy. También somos ciudadanos de esta tierra, que es camino y prueba para la patria definitiva, que será regalo (no sin cooperación por parte nuestra) y donde no habrá llanto ni luto ni dolor. Ni atentados terroristas ni enfrentamientos en las urnas ni manipulaciones en el entorno mediático ni ira en la mirada ni disgustos en las previsiones ni perplejidad en la marcha. Todo será nuevo y perfecto. Mientras tanto, ejercítense en juegos filológicos sobre la idea de que bueno es el destierro que espera repatriación. A la espera del Día del Señor, seguimos haciendo veredas y marcando ritmos. De todo hay. Vean. Avanza el proceso, que se barrunta largo, complicado y bullicioso, que pretende llegar a conseguir la declaración de Patrimonio de la Humanidad para el conjunto de vitrales (1.800 m2) de la Catedral de la capital de la provincia. Si es que no es para todo el edificio, que aún no hay claridad sobre la alternativa. La iniciativa y su promotora, la concejala Evelia Fernández, bien merecen un encomio. Tan grande y tan airoso como la misma Pulcra Leonina. Esperemos que todo pueda avanzar sin sobresaltos ni detenimientos. Y esperemos también llegar a saber con detalle para qué sirve que la Unesco termine por echar su firma en la pretensión. Las Asistentes Sociales Misioneras (Servicio Social Misionero), fundadas pro el Cardenal de Palermo, Ruffini, hace 50 años, anduvieron esta semana de fiesta grande: conferencia, audiovisual y celebración eucarística. Las «italianas» están realizando en León un admirable servicio: de ellas dependen en su mayor parte, aliento y trabajo, la Escuela Universitaria de Trabajo Social y el Centro de Orientación Familiar (todo en la calle Cardenal Landázuri, 27). Que no nos falten ellas a nosotros y que a ellas que no les falten ni vocaciones ni arrestos. Nos llega la noticia de que en Astorga se celebraron, hace quince días, el Encuentro de Monaguillos (una cincuentena de ellos), otro Encuentro de Jóvenes y el Festival de la Canción Vocacional y Misionera; en este tercer hubo voces, instrumentos y letras de Astorga, La Bañeza, Bembibre, Viana del Bollo, Ponferrada... Armonía musical, convivencia joven, alegría evangélica... son signos de esperanza. Se moviliza el personal para disponerse a acoger la gracia compostelana. En León la peregrinación diocesana será el 17 de abril, sábado (informes en la Delegación correspondiente: D. Jenaro, teléfono: 987 350 513). Los Jóvenes de Astorga preparan otra entre los días 27 de julio y 5 de agosto. Un rato a pie y otro andando (teléfonos: 987 374 972 y 606 187 984). Y ahora va de reuniones. Una, la de arciprestes de Astorga: se ocuparon en tomar el pulso a la aplicación del Plan Pastoral (con luces y sombras, como no puede ser menos) y en conocer el Directorio de Pastoral familiar). En León fue el Consejo Presbiteral, en una apretada sesión. Ya les contaremos, que por hoy se nos acaba el espacio.