El agresor se suicida en la calle haciendo estallar un cinturón de dinamita
Un hombre se inmola tras matar de un tiro a su mujer en La Palma
Los vecinos coincidían en que las peleas entre la pareja habían trascendido en varias ocasiones
Las frecuentes disputas de un matrimonio vecino de Santa Cruz de la Palma degeneraron ayer en un sangriento nuevo caso de terrorismo doméstico en la pintoresca y tranquila capital de la isla de La Palma, un suceso que eleva ya a 13 el número de mujeres muertas a manos de sus cónyuges o parejas en lo que va de año. Carmen Caballero, una mujer de 58 años, murió después de que su marido, identificado como Manuel Guillén Morales, de 66 años, en un arrebato de ira y violencia extrema, le disparase un tiro con una escopeta de caza. El hombre, preso de la locura, se suicidó poco después en plena calle haciendo estallar un cinturón de dinamita que tenía adherido a su cuerpo. La capital de La Palma, en la vertiente occidental del archipiélago canario, despertó de su tranquilo letargo la madrugada de ayer entre la conmoción y el sobresalto. Al filo de las dos de la madrugada, hora insular, la tragedia y la venganza se cebaron en Carmen cuando se encontraba con su marido en el domicilio conyugal, ubicado en el número 10 de la calle Méndez Cabezola. Un disparo atronó el silencio nocturno y desperezó violentamente a los vecinos, que conocieron minutos después la muerte de la mujer por un disparo de escopeta presuntamente efectuado por su marido. «Hombre bomba» Uno de los ocho hijos de la familia, el único que vivía actualmente con los padres, ambos naturales de Lanzarote, fue el que, al parecer, alertó rápidamente a la policía local, que a su vez extendió el aviso a efectivos de la Policía Nacional. Pero cuando los agentes llegaron al lugar de los hechos, la tragedia se había cobrado una víctima más, la del supuesto parricida, que optó por emular las desesperadas acciones terroristas de los suicidas palestinos. Y es que el agresor, tambaleante y furioso, según algunos de los viandantes que pudieron observar su espantoso final, se desplazó después unos 350 metros en dirección a la cercana Plaza de San Fernando, en el norte de la ciudad. Se habían sobrepasado ya las 02.30 horas cuando el hombre prendió fuego a un cinturón de explosivos que rodeaba su cuerpo y el violento estallido decapitó y desmembró su cuerpo, cuyos restos esparcidos fueron recogidos por agentes de las Fuerzas de Seguridad después de varias horas. Según todos los indicios, el suicida se había adherido al cuerpo una cantidad indeterminada de dinamita, a la que habría tenido acceso gracias a su trabajo en labores de extracción y perforación de pozos de agua, oficio que se conoce en la zona como bucanero . Los relatos de algunos vecinos coincidían en resaltar que las peleas y discusiones entre el matrimonio habían trascendido en bastantes ocasiones, aunque llevaban algo menos de un año viviendo en este domicilio. Según fuentes policiales, el hombre ya había sido denunciado en una ocasión por amenazas por parte de su esposa, pero al parecer la denuncia fue archivada.