Las huellas encontradas en el teléfono móvil y el registro de sus llamadas llevaron a Jamal Zougam, presunto autor material de los atentados.
La bolsa que no detonó contenía cerca de diez kilos de explosivo plástico. El tipo de explosivo fue clave en el proceso de investigación para determinar la autoría de radicales islámicos.
La bolsa también contenía una gran cantidad de clavos, que fueron utilizados como metralla.