Diario de León
Publicado por
LUIS ARTIGUE
León

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CON ESTE agua limpia nos lavaremos el rostro. Acaba de salir a la calle la última sortija sonora del sello Amancio Prada: un CD-libro titulado «Sonetos y Canciones» en el que se da cuenta de los poemas de Federico García Lorca que este trovador berciano ha musicado, e incluso se incluye alguno nuevo. Poesía o melodía verbal, belleza emocional, tacto sonoro, exquisitez, río profundo... Acaba de salir a la calle un CD-libro como tratando de ofrecernos un respiro ahora que la vulgaridad mediática y la monstruosidad terrorista copan la actualidad y, un poco, nuestras vidas. La voz a la deriva, el piano dialogando, un violonchelo que camina con cuidado al fondo, casi de puntillas, y suceden los Sonetos del Amor Oscuro. Suceden hondamente, entre la emoción, la conmoción y el desgarro, para dejarnos dentro de algo indeterminado, pero sin duda agradable y memorable: un estado de ánimo que conviene atesorar. Quienes ya conocíamos muchos de estos temas por la grabación -de culto- «Tres poetas en el círculo» ahora celebramos el nuevo CD, que incluye además otros poemas musicados como La Guitarra, sorprendentemente con poco aire andaluz, o Danza da Lúa en Santiago, de atmósfera celta y dominando el pagano sonido de la zanfona. Yo personalmente siempre he estado prendado de ese no sé qué porteño, nostalgioso y tanguero de ¡Ay, Voz Secreta del Amor Oscuro!, y de la delicada sencillez sinfónica de El Poeta Dice La Verdad. Pero hay igualmente en esta música ecos silvestres, festivos, gitanos; una hermosa canción a capela y un constante homenaje a la tradición universal, la que no envejece ni pasa de moda, la buena. Llevo toda la semana con esta obra como banda sonora mental, y ahora no puedo menos que tratar de compartir el hallazgo con todos ustedes. Contagiarles. Qué bueno poder escribir sobre algo puro, sobre algo auténtico. Sobre estas diecinueve canciones que se te meten en el corazón y lo dislocan; que se te ponen en la mirada y, por un instante, todo lo mejoran. Qué bueno poder escribir sobre este CD y hacerlo indirectamente también sobre la belleza como transgresión constructiva, sobre la necesidad imperiosa de lo minoritario, sobre los pálpitos que se hermanan, sobre las conciencias que se aúnan. Sí, qué bueno poder escribir. Creo intuir que esas dos vertientes de la poesía lorquiana, el neopopularismo y el surrealismo, están pensadas, compensadas y bien combinadas entre la música porque dichas dos corrientes líricas se encuentran también en los orígenes y, parece, en la personalidad de nuestro compositor e intérprete. Ustedes comprobarán al escuchar la obra cómo se percibe la sintonía, casi el sacerdocio, entre música y letra, entre compositor y poeta, entre cantante y público. Amancio Prada, Lorca y en el medio el pueblo, y entre tanto ustedes, y si acaso yo. Supongo que esta delicadeza espiritual, este CD, viene a corroborarnos que sigue habiendo un espacio en la jungla del mercado reservado a la belleza. Quedamos nosotros. Escuchar con los cinco sentidos es como, heroicamente, resistir. Ahora que frecuentemente la realidad nos pesa y los sueños se fatigan. Ahora que la composición mimética, casi en serie, destinada exclusivamente al entretenimiento efímero trata de llevarse por delante el espacio de la creatividad musical destinada a formar, enriquecer y hacer más digna la existencia. Ahora que cuesta encontrar y encontrarse; que se pierde la perspectiva por querer mirar a todas partes, pero resulta una proeza poder obrservarse interiormente a uno mismo. Ahora que la verdadera cultura, como la auténtica ideología, parece estar devaluándose y estar perdiendo, no el sentido y la importancia sino el peso específico, llega a nosotros oportunamente una exquisitez: esta obra músico-poética donde se hermanan Federico García Lorca y Amancio Prada... Con este agua limpia nos lavaremos el alma.

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