En la Catedral es donde se canta la Salve a la Virgen Blanca. El encuentro entre Madre e Hijo se produce en la calle de la Amargura.
Una señora contempla desde un balcón del Barrio Húmedo el transcurso de la procesión.
Las cornetas sonaron por las calles del barrio Húmedo mientras un leve toque de tambor iba detrás del paso
En la plaza del Grano la multitud se agolpaba sobre el empedrado y, del otro bando, la gente no podía más que pegarse a las paredes del convento para ver pasar la imagen.
Las mujeres que precedían al Cristo cantaban y los papones que pujaban el paso respondían.
El morado y el blanco de los papones rompía la oscuridad de la noche que comenzaba a caer. A la llegada a las Carbajalas comenzaron a repicar las campanas.
Uno de los típicos globos que se vende durante las fiestas, destaca entre la multitud.