| Análisis | Psicología del dolor |
Es necesario saber enfrentarse al dolor, la pasión y al sufrimiento
El hombre de hoy está mucho menos familiarizado con el dolor que sus antecesores
El dolor es una de las realidades más seguras con la que nos enfrentaremos en algún momento de nuestra vida. La cultura que nos envuelve (en especial estos días) ha intentado hacernos ver que el sufrimiento humano es producto del pecado original, lo que determinaría que el dolor es una percepción intrínsecamente ligada a esta condición pecaminosa. Sin embargo, el dolor es un fenómeno complejo, determinado por múltiples causas y resulta de la interacción de factores psicológicos, fisiológicos y socioculturales. El dolor en sus manifestaciones físicas y psíquicas acompaña inevitablemente al ser humano durante su vida y va ligado a procesos históricos, como las guerras, a fenómenos ambientales, a procesos fisiológicos y patológicos. Los conceptos actuales del dolor en los humanos reconocen varios componentes interrelacionados que se identifican en diferentes estructuras. Uno de estos componentes se vincula con la codificación y la percepción de los parámetros de los estímulos (localización, intensidad y cualidad), y otro con la codificación de la significación afectiva o desagradable de la acción del agente doloroso. La necesidad del dolor Las culturas tradicionales afrontaban el dolor, la invalidez y la muerte interpretándolos como retos que necesitaban una respuesta por parte del individuo sujeto a tensión. La cultura hace tolerable el dolor interpretando su necesidad; sólo el dolor que se percibe como curable es intolerable. El miedo al dolor y al sufrimiento que existe en la sociedad contemporánea, procede de los propios beneficios aportados por la técnica. El hombre de hoy, gracias sobre todo a los progresos de la anestesia y de la analgesia, está mucho menos familiarizado con el dolor que sus antecesores. Por eso lo teme mucho más. Esta sociedad intenta apartar el dolor de todos los contextos con el fin de aniquilarlo, Así, el dolor se convierte en una demanda de más medicamentos, hospitales, servicios médicos y otros productos. El dolor se ha convertido en un asunto tabú, para hacernos consumidores de diferentes anestesias.