El equipaje del Príncipe y Letizia Ortiz, registrado a fondo en Miami

?elipe de Borbón y Letizia Ortiz quieren olvidar. Nunca antes se habían visto en una situación así, tratados con destemplanza por parte de la policía estadounidense. Tras aterrizar a bordo de un avión privado procedente de Nassau (Bahamas), la pareja, que iba acompañada de cuatro guardaespaldas, tuvo que someterse a un exhaustivo registro en el aeropuerto internacional de Miami. Esta circunstancia obligó a que se demorara el vuelo que iban a tomar de regreso a España. La desconsideración de las Fuerzas de Seguridad norteamericanas hacia un miembro de la Familia Real desató los nervios. La Casa Real minimizó el asunto y evitó hacer comentarios. A un mes y medio de la boda, los novios pasaron por un inesperado purgatorio. Según publica el Miami Herald , la pareja se presentó el Jueves Santo en el aeródromo de Miami con la intención de tomar un avión de Iberia hacia España. La pareja, que eligió un lugar alejado para escapar de los paparazzis , se topó de pronto con que unos policías les aguaban la fiesta. Extremo de celo Pese a las protestas de los miembros del equipo de seguridad, el Príncipe heredero y su prometida tuvieron que aceptar que la policía revisara su equipaje. Una operación que se hizo de forma muy minuciosa. La tensión llegó a su cenit cuando uno de los guardaespaldas clamó: «¡Somos vuestros aliados, no podéis hacer esto!». El caso es que el temor a una acción terrorista, agudizada por los recientes atentados de Madrid, hizo que la policía extremara el celo, haciendo caso omiso de linajes y magistraturas. Si bien la Casa Real prefiere enterrar el incidente, un funcionario del consulado de Miami hizo en los pasillos del aeropuertos su interpretación de los hechos: «No consideramos que ésta sea la forma apropiada de tratar a nuestro futuro rey. Es una violación del protocolo». Todo el malentendido se debió a que Don Felipe no avisó con la suficiente antelación a las autoridades estadounidenses de su paso por Miami, lo que hubiera ahorrado los enojosos trámites. Al no advertir de su presencia con una anticipación de al menos 72 horas, la pareja recibió el mismo trato que un viajero corriente. El hecho de las autoridades aeroportuarias se ofrecieran a que el registro de las maletas se hiciera en una sala VIP, fuera de las miradas de curiosos, no hizo más grata la espera. Y es que los ánimos se crisparon cuando Letizia Ortiz fue al baño, circunstancia que soliviantó los ánimos de la policía, que se vio obligada de nuevo a examinar su bolso. Al menos, la inspección fue hecha por tres agentes especializados en el trato con personajes de postín.