CRÉMER CONTRA CRÉMER
Los otros cambios
EL PORTAVOZ personal, encargado especialmente de tenerme al día en todo cuanto pueda interesar a la mayor gloria y provecho de esta ciudad, incluyendo los históricos y gloriosos despojos que se están descubriendo bajo las losas de la Ciudad, se interesa por informarme de la sensacional aventura político social que al parecer se dispone a correr uno de los partidos más activos e infortunados electoralmente del cupo leonés. «El secretario general de la UPL, o séase la Unión del Pueblo Leonés, don Joaquín Otero, segundo en el Escalafón del cual es capitán Don José María de Francisco, afirmó que su partido buscará iniciar una nueva etapa con la celebración de su próximo Congreso Ordinario». Y la noticia, no es que nos haya sorprendido, sino que nos ha parecido otro de los riesgos que este batallador partido leonesista está dispuesto a correr. Le deseamos, naturalmente, como a todos los «emprendedores», (que es término puesto en circulación por los estamentos más característicos de la economía), los frutos más abundantes y sazonados. Mucho más cuando observamos que el tiempo en el que estamos, o sea el correspondiente a la gobernaduría de Don José Luis Rodríguez Zapatero se muestra pródigo en propósitos de enmienda y, consecuentemente de cambio, de novedades, de estreno. Salvo el partido socialista, llevado con fortuna e intrepidez hasta las costas de La Moncloa, todos estamos dispuestos a cambiar los rumbos, a modificar los itinerarios, como si con la confesión del propósito de enmienda que el deseo entraña nos fueran perdonados nuestros muchos pecados. La extensa biografía que el destino me ha permitido conocer y sufrir con paciencia y resignación cristiana, me concede licencia para mirar hacia atrás sin ira y recordar que como, si bien se mira, la historia política de España, se ha fabricado como siempre a golpe de corregimientos, rectificaciones, enmiendas y raspaduras, con el consabido cortejo de muertos y malheridos. Y este tiempo de cambio tranquilo que estamos devanando no iba a ser distinto. Cuando el general de la Dictablanda se echó al campo para contener la desbocada carrera delos políticos tradicionales, también apeló APRA su justificación a que se disponía a cambiar los rumbos de la patria en peligro. Cuando al fin el buen pueblo consiguió efectivamente iniciar la nueva etapa republicana, se encendieron todas las hogueras de la rabia nacional y luego cuando al cabo de tantísimos años de la tranquilidad que de «tranca» venía, los dioses abrieron las compuertas para el cambio decisivo, vinieron los morenos de la copla y nos molieron a palos. De ahí que muchos de los supervivientes que todavía respiramos, nos sintamos alarmados si se nos menciona, con la que está cayendo en el mundo, otra Era de Cambio. Muchos ciudadanos de la ínsula piensan que lo que damos en llamar tiempo, hora, era o época de cambio no es tal, sino movimiento de acomodo de una sociedad que se siente incómoda. Necesita cambiar de postura. Eso es todo. Que nos dejen como estamos pero con colchón flex. O como cantaba mi abuelita al pie de la veleta de la iglesia parroquial: Me llamaste veleta por lo variable; Si yo soy la veleta tú eres el aire. Que la veleta, Si el aire no la mueve Siempre está quieta.