Trastornos del sueño, fatiga, ansiedad, angustia o apatía son algunos de los síntomas
El cansancio primaveral afecta al 25 por ciento de la población española
Las alteraciones suelen ser de carácter leve y desaparecen a los pocos días
La primavera, además de suponer un suplicio para los alérgicos, también deja sentir sus efectos en un grupo cada vez mayor de personas (se calcula que el 25% de la población) que se ven afectadas por una sensación de cansancio que en ocasiones, aparece a primera hora del día, especialmente si no se ha dormido bien. Otras veces, parece que se acumula a lo largo de la jornada hasta llegar a ser muy importante al final del día, en cuyo caso se habla de agotamiento. A esto se puede añadir fatiga intelectual, falta de concentración, trastornos del sueño, alteraciones del apetito, ansiedad, angustia, apatía o disminución del deseo sexual. Si tiene estos síntomas, no se asuste, se trata de la astenia primaveral, llamada así por ser ésta la época del año en la que aparecen más casos. Son pequeños trastornos, de carácter leve, que suelen desaparecen al cabo de unos días sin necesidad de tratamiento. Es más frecuente en las mujeres que en los hombres y su incidencia es mayor entre los 15 y los 60 años. Las importantes hormonas Si los síntomas se alargan en el tiempo, conviene acudir al médico porque puede tratarse de astenia orgánica (existe una causa física), o astenia funcional (si está relacionada con la esfera psíquica). Entre las causas orgánicas destacan los problemas endocrinológicos u hormonales, cardiovasculares y neurológicos. La astenia funcional aparece generalmente relacionada con la depresión. De hecho, casi las dos terceras partes de los cuadros depresivos cursan con un cansancio importante. El origen de este problema suele ser un desequilibrio entre la tensión que soporta el organismo y los recursos disponibles para enfrentarnos a ella, lo que da lugar a una agotamiento de las reservas. En cuanto a la astenia primaveral, aunque no se conocen con exactitud las causas que la originan los expertos apuntan a su relación con el mayor número de horas de sol, la subida de las temperaturas, los cambios de presión e, incluso, con los procesos alérgicos cuya incidencia es mayor en esta época del año. Algunos, creen que también está influenciada por el cambio climático y la contaminación (atmosférica, acústica, visual). En cuanto a la aparición de los síntomas parece ser que los cambios primaverales afectan a la baja la concentración en el torrente sanguíneo de hormonas como las feniletilaminas (encargadas de provocar euforia), las endorfinas (relacionadas con el optimismo vital) y las serotoninas u hormonas de la felicidad (necesarias para el funcionamiento normal del sueño), lo que provocaría cansancio.