La noche de los durmientes «Intento transmitir sensaciones que están en la memoria del lector»

Es un nuevo reto de Diario de León. Una obra absolutamente original, que mostrará una provincia «inédita». Es el León de la noche y de las sombras. Bajo el título, León, retrato de la luz, este espléndido trabajo, patrocinado por el Ayuntamiento, la Diputación y Fenosa, ha contado con la brillante pluma del escritor Luis Mateo Díez e imágenes de Nardo Villaboy -un especialista en fotografía nocturna-. De lunes a viernes, a partir del domingo 25, el lector irá descubriendo los claroscuros de León capital, desde la Catedral y sus vidrieras a los pintorescos rincones del casco antiguo, para concluir en uno de los más modernos y emblemáticos edificios, el Auditorio. Diario de León entregará gratuitamente todos los fascículos, que incluyen el Castillo y los principales edificios de Ponferrada, la milenaria Astorga y los mejores exponentes del riquísimo Patrimonio provincial, desde la montaña a Tierra de Campos. Una obra imprescindible para conocer el León que surge cuando cae la noche... Le fascinó el reto. Al contemplar las imágenes de Nardo Villaboy Luis Mateo Díez tuvo un sueño. O, mejor, el recuerdo de un sueño. Rememoró aquellas noches de su infancia en Villablino, cuando en una especie de duermevela venía a raptarle un pájaro de alas gigantescas. Y le dio un pálpito. En Viaje en la noche, como ha titulado el texto principal de la obra León, retrato de la luz , Mateo Díez intenta recuperar las emociones de aquel niño robado por un pájaro en la noche, que le lleva a un mundo desconocido e inimaginable. Un flash de la memoria, que le ha servido para evocar decenas de viajes, en distintas épocas y medios de transporte, a través de la provincia. Siguiendo como hilo conductor las fotografías de Villaboy, «todas hermosas», según Mateo Díez, el escritor lacianiego contrasta aquella experiencia nocturna de la infancia con la peculiar mirada artificiosa que la instantánea le da a la noche. «Todo es una luz extraña que proviene de la misma oscuridad», dice. El resultado es un texto absolutamente íntimo y personal. Mateo Díez ha captado la esencia de una noche simbólica, donde «al apagarse todo, queda el fluido que proviene del sueño y, sobre todo, de la soledad». Imágenes cuya fuerza reside, entre otras cosas, en la ausencia. Son «escenarios vacíos». Y Mateo Díez aprovecha la intensidad de las sombras para contar lo que ocurre mientras la ciudad duerme. Reconoce que fue un reto literario que le ha fascinado. «Yo no soy capaz de relatar un viaje convencional. Nuestra provincia está muy mirada y hay muchos y buenos textos de viajes». Por eso, el suyo, es un viaje «desde la mirada quieta». Un relato de emociones, en el que intenta transmitir al lector «la complicidad de sensaciones que puedan estar en su memoria».