Diario de León
Publicado por
ANTONIO PÉREZ HENARES
León

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VAMOS A DEJAR el talante, antes de que nos de a todos un empacho y vamos a entrar en Gobierno. José Luis Zapatero esta ahí con un triunfo electoral no menos legitimo por inesperado, después de haber estado asomado a los precipicios durante toda su labor de oposición. Antes del 11-M sólo él, dentro del conjunto de su partido, pensaba en un posible triunfo, y el propio día de la tragedia, cuando todos pensábamos que había sido ETA la autora de la masacre, él mismo daba las elecciones por perdidas. Pero las ganó porque mientras Aznar dio una muestra más de su deriva hacia la soberbia él la dio hacia la cercanía. Uno perdió las elecciones, aunque se presentará Rajoy, y el socialista alcanzó el palacio de la Moncloa. El debate de investidura ha puesto ya los pilares de lo que va a ser la nueva temporada política. Se promete apasionante. Por los retos, por la apuesta nacionalista, por los contrincantes (Rajoy ha vuelto la confianza a los suyos con una intervención magistral) y por el nuevo presidente, que desde el primer día ha querido empezar a marcar sus diferencias con su antecesor. Y lo ha hecho bien. Porque José Luis Rodríguez Zapatero es cercanía a la gente y sabe que ahí esta su gran activo. Aznar era la lejanía. Eficacia pero lejanía. ¿Recuerdan ustedes el Prestige? O su misma actitud personal durante los dolorosos días de marzo. Lo primero que ha hecho José Luis Rodríguez Zapatero ha sido irse a ver a los heridos y pasarse a depositar su ramo de flores (rosas, claro con ramas de madroño) en la estación de Atocha. En el hospital, además, y al ser requerido por un familiar de una victima de la violencia de genero, una mujer gravemente herida por su pareja, no dudó en aceptar su sugerencia y pasar un rato con todos ellos. Son gestos. Desde luego. Pero son también cercanías y sensibilidad con la gente. Es un diferencia en la manera de gobernar que va mas allá del ya sobadisimo talante. Quiere decir que él ante todo quiere estar en sintonía con su pueblo. No sé si lo logrará. Los antecedentes monclovitas no son buenos pero al menos tiene la voluntad de intentarlo. Quizás haya aprendido la lección en cabeza ajena que Aznar no parece todavía haber aprendido en la propia: «No gobernarás contra la voluntad de tu pueblo».

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