Diario de León

Condenan a una pareja a medio siglo de cárcel por maltratar a su hijo

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Alfonso Torices - madrid
León

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El Tribunal Supremo confirmó ayer que una pareja de Barcelona cumplirá 52 años de cárcel por someter durante meses a palizas brutales a su hijo de tres años. La crueldad del padrastro, consentida en todo momento por la madre, le dejó al pequeño como secuelas grandes cicatrices por todo el cuerpo, un brazo y una mano derechas sin apenas movilidad alguna y traumas y lesiones psicológicas y de comportamiento de notable gravedad. El alto tribunal ratificó ayer en todos sus extremos la sentencia dictada el 11 de abril del 2003 por la Audiencia Provincial de Barcelona, en la que condena a cada uno de los miembros de la pareja a 26 años de cárcel por los delitos de lesiones que han causado grave deformidad -doce años de prisión-, lesiones que han causado inutilidad de un miembro principal -doce años- y violencia habitual -dos años-, todos ellos agravados por la existencia de alevosía y ensañamiento. El fallo también establece que los dos condenados, a los que se les retiró la custodia del menor, no podrán aproximarse o intentar comunicar con la víctima durante los cinco años siguientes a su salida de prisión. Deben indemnizar al menor con 163.000 euros, 150.000 por las secuelas del maltrato y por los daños morales y 13.020 euros como reparación por los 310 días que tardó en curar de sus heridas, 97 de los cuales tuvo que estar ingresado en un hospital. Esta terrible historia de torturas comenzó a finales de 2000, cuando el padrastro propinó al crío la primera de una serie de brutales palizas. El agresor vivía desde hacía seis meses con la madre de la víctima, que ejercía la prostitución callejera aunque por las noches volvía a la casa. El pequeño, que en ese momento contaba con poco más de tres años, pasaba la mayor parte del día con su padrastro. El adulto, sin que la fecha pudiese concretarse, golpeó despiadadamente al menor, al que le fracturó la clavícula, le partió el labio superior y le llenó de cardenales la cara y las órbitas de los ojos. A lo largo del mes de marzo de 2001, el padrastro propinó al pequeño varias palizas aún más violentas que la anterior y le quemó la mano con un mechero.

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