Diario de León
Publicado por
CONSUELO SÁNCHEZ VICENTE
León

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SEGURAMENTE no es la forma más sesuda de expresarlo, pero el aire está lleno de buenas vibraciones. Aunque a nadie se le escapa la gravedad de las dificultades que habrá que afrontar en la Legislatura que ahora empieza, o precisamente por eso: porque somos perfectamente conscientes de que vienen tiempos duros, la ilusión que destila el nuevo Gobierno parece haberse contagiado a la sociedad. Si a los nuevos ministros se les ve con unas ganas locas de acertar, en la calle parece haber ganas de que acierten La ilusión no soluciona por sí misma los problemas, pero ayuda a mirar con esperanza hacia delante. Y la esperanza es la gasolina del motor más potente de la vida y de la política: la confianza de los ciudadanos en sí mismos, en sus instituciones, y en quienes nos representan. Es decir, en nuestras posibilidades como sociedad y como país. Que un pueblo tan escaldado de la política como el nuestro acoja a un Gobierno con tanta hospitalidad no es frecuente en los tiempos que corren, sólo el tiempo dirá si Rodríguez Zapatero es capaz de administrar con prudencia y sagacidad el enorme potencial que esto encierra, o si hemos pecado de ilusos. Pero, mientras lo dice, nada malo hay en disfrutar el momento El hecho de que la primera decisión del nuevo presidente haya sido cumplir la palabra dada a los ciudadanos en algo tan complejo como la retirada de las tropas de Irak es una excelente pedagogía política. ¿Tendrá consecuencias para nuestro país? Seguro. Y, en la medida en que, para cumplir este compromiso doméstico, el presidente legítimo ha tenido que incumplir un compromiso internacional contraído, contra la voluntad de la mayoría de los ciudadanos, es verdad, pero por otro presidente igualmente legítimo, hay que contar con que al menos algunas de esas consecuencias no serán buenas. Toda opción, en política, tiene su precio. Y los poderes del socio y amigo al que hemos desairado no son pequeños. Cuando llegue la factura, que llegará, tendremos que ser coherentes y pagarla. Pero, Rodríguez Zapatero ha ganado las elecciones en buena medida por esa promesa. Y, en democracia, lo prometido a los electores, es deuda. Que Zapatero haya cumplido es noticia porque no es costumbre que las promesas electorales se cumplan. Pero debería serlo. Ojalá, a partir de ahora, lo sea.

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