Londres recupera el DNI
El Gobierno de Blair ha iniciado un largo proceso que llevará a que sesenta millones de británicos tengan obligatoriamente carné de identidad en el 2013
En el ránking de las tertulias de pub en Inglaterra en primer lugar se encuentra estos días el Arsenal y su recién logrado título de la Premier, en segundo lugar Irak y las veleidades de un primer ministro llamado Tony Blair y en tercer lugar el inicio de un largo recorrido político que llevará a que los 60 millones de británicos cuenten obligatoriamente en el 2013 con un carné de identidad. Los británicos se dividen entre la aceptación y el recelo por la aplicación de un documento nacional de identidad que ayer tenía chupinazo con el inicio de un programa de prueba en el que participan 10.000 voluntarios. El ministro del interior David Blunkett quiere que su propuesta se convierta en ley antes de las elecciones generales el próximo año y para ello lanzó un mensaje contundente pero poco tranquilizador para los escépticos. «El carné de identidad preservará las libertades fundamentales», y a renglón seguido prometía que se impondrán estrictos límites sobre el tipo de información que se almacenará en las tarjetas. Según el ministerio del Interior las tarjetas serán biométricas, esto es, llevarán almacenada información sobre dimensiones faciales y un escáner del iris o huellas digitales, además del nombre completo, dirección, direcciones anteriores, nacionalidad y estatus de inmigración. Blunkett prometía que en las tarjetas no se almacenará información sobre la salud de los portadores, o su ADN. Respecto a la información biométrica que se almacenará en la tarjeta y que resulta ser lo más polémico del programa, el Home Office resaltaba su escasa importancia, ya que a partir del 2007 los pasaportes almacenarán este tipo de información y algo más tarde los carné de conducir. Propuesta respaldada Una encuesta realizada por Mori y publicada ayer respaldaba la propuesta del Gobierno laborista. Un 80% de los más de 1.000 encuestados, apoyaba la obligatoriedad de dotar a cada ciudadano con un DNI, aunque el 58% no cree que el Gobierno será capaz de introducir el programa sin que se produzcan rupturas de la confidencialidad de la información almacenada. Lo más sorprendente eran dos respuestas que daban estos encuestados. Por un lado la principal razón que anteponían para defender un documento de identidad era la prevención de la inmigración ilegal, lejos de la razón-excusa dada por Blunkett de que el documento reducirá o evitará la actividad de los terroristas internacionales, y segundo el rechazo mostrado por casi la mitad de los encuestados a que el coste de sacar el carné sea de unos 50 euros. Los más reacios al carné de identidad han sido lógicamente los grupos pro derechos civiles que advertían de algo que en España es asumido y aceptado por todo el mundo. Según el director de Liberty, Shami Chakrabarti, en el proyecto de ley se indica que aquellos que sean detenidos por la policía y no lleven el DNI consigo, podrán ser arrestados y sus informaciones biométricas contrastadas con una base de datos nacional. El ministerio salió al paso indicando que no será obligatorio que el carné se lleve en todo momento y que los detenidos por la policía tendrán un periodo de tiempo para presentarse con el DNI en una comisaría. Pero lo que quita el sueño a los británicos es saber si los miembros de la Familia Real serán obligados de sacarse el carné, a lo que Blunkett en un ramalazo del escaso socialismo que queda en el Gobierno de Blair, contesto que «todos somos sujetos y ciudadanos».