Érase una vez...

«Érase una vez un granjero que tenía una granja, pero no tenía animales. El granjero buscaba desesperadamente animales abandonados...». Así comienza el relato Los animales de la granja, escrito por una niña de tercero de primaria del colegio Antonio de Valbuena. Cada año en este centro leonés los alumnos realizan actividades para celebrar el día del libro. Para esta ocasión, cada uno de los cursos ha elaborado pequeños ejemplares únicos, con diferentes técnicas y estilos. Los más pequeños, los de preescolar, ilustraron sus libros con muchos y grandes dibujos. A medida que se avanza en edad, las tramas y los diseños cada vez se hacen más complejos. Empieza a haber poesías y los argumentos se hacen también más sociales y realistas. Los alumnos de tercero y cuarto pueden llegar a ser futuros Stephen King. La jungla supermaldita o La ira del dragón son algunos de los relatos realizados por niños de estas edades; abundan los de miedo y terror. Además, también hay una gran diferencia entre los cuentos escritos por los niños, como Cristian el superhéroe, y los escritos por las las niñas, como Clara y las zapatillas mágicas. Algunos de los alumnos de los últimos cursos de primaria se centraron en temas reales, como el 11-S. Pero también demuestran su gran sentido del humor con la poesía: ¡Ser un ladrón, mola mogollón! La responsable de la biblioteca del centro, Clara Flores, señaló que los niños de hoy en día están muy acostumbrados a la imagen y que por eso es necesario motivarlos en la lectura. Uno de los eslóganes que acompaña a los libros, todos se encuentran repartidos por las mesas de la biblioteca, es: «Si quieres aprender, un libro has de leer». Todos los alumnos bajan a la biblioteca por turnos para leer lo escrito por el resto de sus compañeros. Esta actividad concluye hoy y ha permanecido durante toda la semana para celebrar el día del libro. Flores señala que se pueden realizar muchas actividades para que los más pequeños se involucren en el viaje de la lectura: actividades lúdicas, representación de cuentos, ubicación de personajes... La responsable de la biblioteca señaló que los recursos son un poco escasos aunque «sí que se cuida mucho la biblioteca de cada aula». De este modo, explica Flores, la biblioteca se ha llenado de libros de consulta general y las aulas tienen volúmenes adaptados a la edad. Y así acaba Los animales de la granja: «Al cabo de los años esa fábrica dejó de trabajar y los animales vivieron felices en la granja. FIN»