CORNADA DE LOBO
Creo
CREO EN LA VIDA por delante y en la muerte por detrás, creo en la gente que no aprieta los dientes, en los que miran al monte y en quienes no mean el agua que corre al vecino, creo en la bondad huída del hombre, creo en las mujeres cuando callan y en los hombres cuando enmudecen, creo que la sonrisa y la belleza son una obligación para todos y que sólo en ellas reside la dignidad y la grandeza de la persona, creo en las patatas con bacalao con una hojita de laurel y un puñado de arroz, creo en la lumbre de leña como lámpara de la noche, creo en el lenguaje de las piedras que sólo unos cuantos entienden, creo que cuando pintan oros tres veces seguidas hay que tirar de espadas, creo que hay brujas buenas y ángeles malos, curas de purgatorio y anónimos fieles de peana ganada, creo en la química orgánica y en las colas de los cometas, creo que la luz doblará un día las esquinas, creo en los ojos porque delatan lo que callamos, creo casi nada en los pobres porque sólo piensan en ser ricos, creo en el Dios de los pobres, un poco en Buda, en diez líneas de Marx, en dos suras del Corán, en un soneto de san Juan de la Cruz y en León Felipe cuando descubre que la vida del hombre la mecen con cuentos, creo que se está liando una muy gorda, creo en la siesta como patrimonio innegociable, creo sólo en los manantiales a los que no llega la uña, la pezuña y la garduña humana, creo como Bertrand Russell que las naciones no cambiarán hasta que los profesores de Historia sean extranjeros, creo que más vale dedo de juez de cuarta de abogado, creo en todas las plantas y en los árboles que saben enpequeñecer, creo que el agua pertenece siempre a quien se la robamos, creo que si el pan no alcanza a todos es amargo y es robar, creo que la vida es una mierda si no se asienta en el trípode del amor, el trabajo y el conocimiento, creo que la tierra y los orgasmos han de ser para quienes los trabajan, creo en el dolor de la gente y que la felicidad está en lo menudo, creo en el estiércol que no es santo pero hace milagros, creo que nos gustan las cadenas y nos aterra la libertad, creo que el diente miente, la cana engaña y que la arruga no ofrece duda, creo que a veces besamos el cuchillo que nos mata... (profesión de fe de Luzdivina Montañés escrita en cinco servilletas de bar en la marea luminosa de una noche atormentada).